Jueves 07 de Septiembre de 2023 – Evangelio según San Lucas 5,1-11

martes, 5 de septiembre de
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En una oportunidad, la multitud se amontonaba alrededor de Jesús para escuchar la Palabra de Dios, y él estaba de pie a la orilla del lago de Genesaret.Desde allí vio dos barcas junto a la orilla del lago; los pescadores habían bajado y estaban limpiando las redes.Jesús subió a una de las barcas, que era de Simón, y le pidió que se apartara un poco de la orilla; después se sentó, y enseñaba a la multitud desde la barca.Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: “Navega mar adentro, y echen las redes”.Simón le respondió: “Maestro, hemos trabajado la noche entera y no hemos sacado nada, pero si tú lo dices, echaré las redes”.Así lo hicieron, y sacaron tal cantidad de peces, que las redes estaban a punto de romperse.Entonces hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que fueran a ayudarlos. Ellos acudieron, y llenaron tanto las dos barcas, que casi se hundían.Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús y le dijo: “Aléjate de mí, Señor, porque soy un pecador”.El temor se había apoderado de él y de los que lo acompañaban, por la cantidad de peces que habían recogido;y lo mismo les pasaba a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: “No temas, de ahora en adelante serás pescador de hombres”.Ellos atracaron las barcas a la orilla y, abandonándolo todo, lo siguieron.

Palabra de Dios

Padre Sebastián Zagari | Sacerdote de la Diócesis de San Nicolas

La experiencia de Pedro y de sus compañeros en el Evangelio de hoy es también nuestra experiencia. Estamos llamados también nosotros a confiar en Jesús como lo hicieron ellos y ahí cambia todo, ahí empieza una historia nueva.

Ese día Pedro y los otros se habían bajado de la barca, estaban limpiando las redes, estaban desanimados, porque después de toda la noche intentando no habían sacado nada. Y ahí se hace presente Jesús, y los ve, y se acerca. Y mientras ellos se habían bajado de la barca, Jesús se sube a la barca y se pone a enseñar a la gente desde ahí. Y cuando termina de hablar, es Jesús el que les dice: “Naveguen mar adentro y echen las redes”.

Y ellos confían. Confían a pesar de que la realidad les decía lo contrario. Confían a pesar de que su propia experiencia les decía lo contrario. Confían a pesar de que no tenía mucho sentido lo que les estaba diciendo Jesús. Pero confían. Y Pedro le dice: “Toda la noche intentamos y no sacamos nada, pero si vos lo decís voy a echar las redes”. Y la confianza hace la diferencia. La confianza les hace experimentar algo nuevo. La confianza les hace ir más allá. La confianza les hace llenar esas redes que antes habían quedado vacías. La confianza los hace pasar de la tristeza, el desánimo y el cansancio a la alegría y al asombro. La diferencia la hace la confianza.

Claro… eso da un poco de vértigo. Y por eso Pedro, cuando ve lo que estaba pasando, se da cuenta de que estaba ante algo grande. Y enseguida se tira los pies de Jesús y le dice: “Señor, aléjate de mí porque soy un pecador”. Pero Jesús le dice: “No tengas miedo, vas a ser pescador de hombres”. Y a tal punto la confianza le llegó al corazón que, en ese momento, abandonaron todo y lo siguieron. Y ahí empezó otra historia, una historia nueva, una historia de seguir a Jesús todo el tiempo y hasta el final. Todo empezó por un acto de confianza.

Entonces ésta es también nuestra historia, ésta es también nuestra experiencia. Nosotros también podemos preguntarnos: ¿cuáles son hoy mis desánimos? ¿Cuáles son hoy mis cansancios? ¿Cuáles son hoy las cosas que me hacen bajarme de la barca, que me hacen pensar que ya no tiene sentido seguir echando las redes? ¿Cuáles son las cosas que me hacen alejarme? ¿Cuáles son las cosas que me hacen decir “hasta acá llegué”? Hay que animarse en ese momento a dejarse encontrar por Jesús, porque Él nos va a ir a buscar. Él nos va a ir a buscar pero para sacarnos de esa comodidad, de esa falsa seguridad, de ese quedarnos ahí en la orilla, medio amargados, medio tristes, medio cansados, y nos va a hacer subir de vuelta a la barca y nos va a hacer ir mar adentro, ir más allá, ir a lo profundo, ir hacia nuevos mares, y echar las redes con la misma confianza de Pedro y de sus compañeros. Y a darnos cuenta de que, con Jesús, esas redes que tantas veces en nuestra vida están vacías se llenan y que es la confianza de Jesús la que lo cambia todo.

Jesús nos invita, nos anima, nos pide que nos subamos a la barca y que nos metamos mar adentro ¡y entonces vamos a ver cómo se llenan las redes! Francisco diría: es la espiritualidad del recomienzo, a la que siempre nos está invitando a Jesús. Levantarnos por encima de nuestros cansancios y volver a empezar: “Vamos de nuevo, a echar las redes otra vez, a ir más profundo, a ir mar adentro, a animarnos a más”… Pero porque Jesús nos pide y nos anima a más. Es su palabra la que nos da la fuerza. Es la confianza en Él la que puede cambiarlo todo y que también en nuestra vida puede empezar una historia nueva si nos animamos a confiar. Que el ejemplo de estos primeros discípulos a nosotros nos anime a confiar también y a empezar esta historia de vuelta.