Jueves 12 de Octubre de 2023 – Evangelio según San Lucas 11,5-13

miércoles, 11 de octubre de
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Jesús dijo a sus discípulos:”Supongamos que alguno de ustedes tiene un amigo y recurre a él a medianoche, para decirle: ‘Amigo, préstame tres panes,porque uno de mis amigos llegó de viaje y no tengo nada que ofrecerle’,y desde adentro él le responde: ‘No me fastidies; ahora la puerta está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme para dártelos’.Yo les aseguro que aunque él no se levante para dárselos por ser su amigo, se levantará al menos a causa de su insistencia y le dará todo lo necesario.También les aseguro: pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá.
Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre.¿Hay entre ustedes algún padre que da a su hijo una piedra cuando le pide pan? ¿Y si le pide un pescado, le dará en su lugar una serpiente?¿Y si le pide un huevo, le dará un escorpión?Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a aquellos que se lo pidan!”.

Palabra de Dios

Padre Sebastian Zagari | Sacerdote de la Diócesis de San Nicolás

En el evangelio de hoy Jesús nos habla de la oración, y sobre todo de la confianza y la perseverancia con que Él quiere que nosotros recemos. Y para eso nos pone dos ejemplos.

Primero nos pone el ejemplo de este hombre que, a la medianoche, en un horario desubicado, inoportuno, va a ver a su amigo, le golpea la puerta, y le dice: “Mirá, necesito que me des una ayuda, me cayó gente que venía de viaje, tengo que darles de comer y no tengo nada… dame unos panes”. Y el amigo desde adentro le dice: “No me molestes, mirá la hora que es…”. Pero si no se lo da por ser su amigo, al menos a causa de su insistencia – dice Jesús – le va a dar todo lo necesario.

El otro ejemplo es el de un papá que cuando su hijo le pide algo, le trata de dar lo que ese hijo pide, lo que ese hijo necesita: “Si le pide un pescado, ¿qué padre le va a dar una serpiente? O si le pide un huevo, ¿qué padre le va a dar un escorpión?”. Es decir esta actitud del papá, de la mamá, que quieren dar lo mejor a sus hijos, que no quieren que le falte nada de lo necesario, y que ante los pedidos lógicos, razonables, tratan de responder.

Jesús, con el ejemplo de este amigo, con el ejemplo de este papá, nos invita a nosotros a tener una actitud de confianza cuando nos dirigimos a Dios. Porque no hay que olvidar que la oración es eso: la oración es hablar con confianza, de corazón a corazón, con Dios. La oración es un diálogo a corazón abierto y Jesús quiere que nosotros entablemos ese diálogo con Dios desde la confianza, desde la perseverancia, sin cansarnos, sin desanimarnos.

Jesús nos invita a darnos cuenta de que toda oración es escuchada, toda oración es atendida, no hay nada de lo que nosotros le decimos a Dios en la oración que quede sin respuesta. Dios siempre nos escucha. Dios siempre abre los brazos y el corazón para recibir todo lo que nosotros le presentamos. Eso es lo que Jesús nos invita a mirar y es lo que termina diciendo: “Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre del Cielo va a dar el Espíritu Santo a los que se lo pidan!”. No hay oración que no sea escuchada, no hay súplica que no sea atendida, y cuando nosotros le pedimos a Dios algo bueno, Dios nunca deja de darnos lo más bueno, lo más grande, lo mejor que nos puede dar, lo que necesitamos más que nada en esta vida: el Espíritu Santo… la fuerza, la luz, el gozo del Espíritu Santo, que es el que nos impulsa a ir hacia adelante, que es el que nos hace encontrar los caminos para nuestra vida, que es el que nos da la fuerza para actuar y para hacer el bien. Dios nos da el Espíritu Santo, nos da lo más grande, nos da lo más bueno.

Hoy celebramos al beato Carlos Acutis, este joven de nuestro tiempo al que nosotros nos sentimos muy unidos. Él decía: “Lo único que debemos pedirle a Dios en la oración es el deseo de ser santos”. Seguramente nos parece demasiado esto y nosotros le pedimos muchas cosas a Dios, pero en definitiva tiene que ver con lo mismo: en el fondo lo más grande que le podemos pedir a Dios, lo más grande que Dios nos puede dar, es esto, es el Espíritu Santo, que en nuestro corazón nos impulsa siempre a más, que desde el interior nos lleva y nos empuja a buscar la santidad. Y después, como dice Jesús en el evangelio, todo lo demás viene por añadidura: buscar el Reino, buscar la santidad, buscar lo que Dios nos pide, buscarlo con la fuerza del Espíritu Santo, y dejar que Dios se encargue de lo demás. Esa es la confianza que tenemos que tener en nuestra oración. Dios es un Padre bueno, un Padre que ama, un Padre que quiere nuestro bien, es un Padre que quiere lo mejor para nosotros, es un Padre que escucha. Entonces confiemos porque Él no va a dejar de darnos lo que necesitamos y no va a dejar de darnos sobre todo, y si se lo pedimos con fe, lo más grande que nos puede dar, que es el Espíritu Santo.