Después Jesús partió de allí y fue a la región de Tiro. Entró en una casa y no quiso que nadie lo supiera, pero no pudo permanecer oculto.
En seguida una mujer cuya hija estaba poseída por un espíritu impuro, oyó hablar de él y fue a postrarse a sus pies. Esta mujer, que era pagana y de origen sirofenicio, le pidió que expulsara de su hija al demonio.
El le respondió: “Deja que antes se sacien los hijos; no está bien tomar el pan de los hijos para tirárselo a los cachorros”.
Pero ella le respondió: “Es verdad, Señor, pero los cachorros, debajo de la mesa, comen las migajas que dejan caer los hijos”.
Entonces él le dijo: “A causa de lo que has dicho, puedes irte: el demonio ha salido de tu hija”.
Ella regresó a su casa y encontró a la niña acostada en la cama y liberada del demonio.
Hoy el evangelio nos presenta un modelo de fe muy particular, el de una mujer pagana que se acerca a Jesús para pedir un milagro para su hija. La mujer es creativa y podemos decir que le “arranca” a Jesús el milagro con sus respuestas. Es creativa para poder buscarle la vuelta a la situación.
El modelo de la mujer sirio-fenisia nos enseña a nosotros que la fe y el amor son siempre creativos, que en la vida nos encontraremos con muchos problemas y situaciones, pero que tenemos que pedirle el Espíritu de Jesús para poder enfrentar los problemas con creatividad y para también enfrentar los desafíos de la vida siempre con el corazón y con la mente abierta.
A mí esta mujer me enseña que no me tengo que encerrar en lo preconcebido, en los esquemas y en las respuestas dadas, sino que siempre se puede buscar algo más. ¡Que tengas un hermoso día!
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