Jesús dijo a sus discípulos: Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá. ¿Quién de ustedes, cuando su hijo le pide pan, le da una piedra? ¿O si le pide un pez, le da una serpiente? Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará cosas buenas a aquellos que se las pidan!
Todo lo que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos: en esto consiste la Ley y los Profetas.
¡Cuaresma es esencialmente un tiempo oportuno para volver a los brazos de nuestro Padre Dios! Volver a ese Padre que me ama incondicionalmente, ese Padre bueno que se preocupa por mi y quiere cuidarme. Cuaresma es un tiempo para volver a tener y vivir en la confianza en Dios. Es un tiempo para volver a abrazar a Dios y dejarme llenar de su ternura y amor. Es volver, como dice la canción, a saberse sostenido por su amor.
Jesús en el Evangelio nos habla de Dios como nuestro Padre del Cielo que está pendiente de todos sus hijos y que debemos dirigirnos a él con toda confianza. “Cuanto más el Padre de ustedes que está en el Cielo dará cosas buenas a aquellos que se lo pidan”.
En este día, en esta cuaresma, ¿aceptas la invitación de Jesús de tener una confianza absoluta en nuestro Padre Dios? ¿Te vas a decidir a volver nuevo al Padre Dios para saberte sostenido por su amor? Dale, no tengas miedo y volvé con mucha confianza a Dios que te ama.
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