Jueves 14 de Mayo del 2020 – Evangelio según San Juan 15,9-17

miércoles, 13 de mayo de
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Jesús dijo a sus discípulos: «Como el Padre me amó, también yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi amor.
Si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, como yo cumplí los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho esto para que mi gozo sea el de ustedes, y ese gozo sea perfecto.»

Este es mi mandamiento: Amense los unos a los otros, como yo los he amado.

No hay amor más grande que dar la vida por los amigos. Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo servidores, porque el servidor ignora lo que hace su señor; yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre.

No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes, y los destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero. Así todo lo que pidan al Padre en mi Nombre, él se lo concederá. Lo que yo les mando es que se amen los unos a los otros.»

Palabra de Dios

 

Padre David Pintos sacerdote de la Diócesis de San Ramón de la Nueva Orán

 

Que Evangelio más hermoso es el que acabamos de escuchar. Palabras de amor. Del Amor que Jesús nos tiene, del amor que tenemos que recibir, del amor que tenemos que dar. Que hermoso es el amor de Dios, como dice la canción que cantamos siempre “El Amor de Dios es Maravilloso”. Estaría bueno que más allá de las pequeñas cosas que yo pueda decirles a Ustedes en esta reflexión, cada uno se tome el trabajo de leer detenidamente y en oración-contemplación el Evangelio de hoy que de verdad es muy hermoso. Y podamos grabar a fuego el versículo que más me llego.

El Evangelio que acabamos de escuchar son palabras de amor, que para mí hoy más que nunca tenemos que vivirla y ponerla en práctica. ¿Por qué? Porque si hay algo que necesita el mundo de hoy es el amor. Porque mirando alrededor nuestro, mirando las noticias, mirando las calles, la sociedad… vemos soledad, sufrimientos, abandonos, problemas, accidentes… vemos mucha falta de amor. No estamos cumpliendo con lo más importante que Jesús nos pide en el Evangelio: ¡Ámense los unos a los otros, como Yo los he amado!

Madre Teresa decía: “LOS HOMBRES ESTÁN SEDIENTOS DE AMOR” “También hoy tenemos muchos sufrimientos, muchos problemas. Lo que yo he visto es increíble. Nuestra gente sufre todavía mucho. Nuestro deber es ayudarles a compartir con ellos la alegría de amar, pues amándolos amamos a Cristo. Y, cuando llegue el día en el que regresemos a la casa de Dios, Cristo nos dirá: “Tenía hambre y me diste de comer; estaba desnudo y me vestiste, no tenía casa y me diste un refugio…” El hambre no es sólo de pan, el hambre es de amor. Un día estaba recorriendo las calles y vi a un hombre totalmente borracho. Tenía un aspecto triste y miserable. Me acerqué a él y le tomé la mano –mi mano siempre está caliente–, la apreté y le pregunté: “¿Cómo está?”. Me respondió: ¡Ah!, ¡hace mucho que no sentía el calor de una mano humana!”. Y su rostro se iluminó. Su cara era diferente. Lo único que quiero decir es que los pequeños detalles, hechos con gran amor, llevan a la alegría y a la paz.”

Le pidamos a Jesús en este día la gracia de cumplir con lo que él nos pide: Amar a todos como Jesús nos ama!