Jesús estaba expulsando a un demonio que era mudo. Apenas salió el demonio, el mudo empezó a hablar. La muchedumbre quedó admirada, pero algunos de ellos decían: “Este expulsa a los demonios por el poder de Belzebul, el Príncipe de los demonios”. Otros, para ponerlo a prueba, exigían de él un signo que viniera del cielo. Jesús, que conocía sus pensamientos, les dijo: “Un reino donde hay luchas internas va a la ruina y sus casas caen una sobre otra. Si Satanás lucha contra sí mismo, ¿cómo podrá subsistir su reino? Porque -como ustedes dicen- yo expulso a los demonios con el poder de Belzebul. Si yo expulso a los demonios con el poder de Belzebul, ¿con qué poder los expulsan los discípulos de ustedes? Por eso, ustedes los tendrán a ellos como jueces. Pero si yo expulso a los demonios con la fuerza del dedo de Dios, quiere decir que el Reino de Dios ha llegado a ustedes. Cuando un hombre fuerte y bien armado hace guardia en su palacio, todas sus posesiones están seguras, pero si viene otro más fuerte que él y lo domina, le quita el arma en la que confiaba y reparte sus bienes. El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama.
Palabra de Dios
P. Juan Molina | Sacerdote de Schoenstatt
Te invito a rezar con el Evangelio del día de hoy jueves 16 de marzo. Seguimos avanzando en este camino de Cuaresma hacia la Pascua y nos dejamos iluminar, contemplando el Evangelio del día de hoy.Hoy se nos ofrece un criterio, un camino, para poder identificar quiénes son los verdaderos discípulos de Jesús, quiénes son signos de Dios en medio de esta realidad. Dicho de otra manera, nos anima a preguntarnos de qué manera somos signos de Dios de qué manera probamos que somos seguidores de Jesús. La respuesta es clara, la respuesta va directa: el que no está con el Señor está contra él y el que no construye con él destruye.
¿De dónde viene nuestra fuerza? ¿De dónde viene nuestra acción? Es una buena pregunta que nos podemos hacer en este tiempo de preparación hacia la Pascua. Confrontarnos con nuestras motivaciones, con nuestros impulsos, con nuestra seguridad y una vez más que elegir caminar con el Señor y una vez más dejarnos inspirar por Él y una vez más encontrar que toda la fuerza que viene de Él. La fuerza que nos quiere regalar para poder construir siempre en unidad. Siempre en comunión. Siempre sostenidos en él.
Que Dios nos bendiga y que la virgencita nos cubra con su manto hoy.
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