Jueves 16 de Julio del 2020 – Evangelio según San Mateo 11,28-30

miércoles, 8 de julio de
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Jesús tomó la palabra y dijo: “Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana.”

 

 

Palabra de Dios

 

Padre David Pintos sacerdote de la Diócesis de San Ramón de la Nueva Orán

 

 

Si hay alguien que siempre está cerca de Jesús es su Madre. Siempre estuvieron unidos, Mamá María siempre estuvo al lado de su Hijo, incluso a los pies de la Cruz.

En el Evangelio de hoy vemos cómo el cumplimento de la voluntad de Dios nos vincula familiarmente con Jesús. Y como decíamos la que mejor cumplió la voluntad de Dios es nuestra Madre, Mamá María. Desde el primer momento estuvo convencida de ello diciendo al Ángel Gabriel “Que se haga en mi según su voluntad”. Por eso todas las generaciones la llamamos “feliz”.

Hoy es un nuevo día para poner nuestra mirada en la Virgen, hoy que es el día de la Virgen del Carmen. Tan querida y amada por muchos. Día en donde muchos volveremos a renovar nuestra consagración, día en donde nos volveremos a confiar en su cuidado.

Nosotros que la queremos tanto a la Virgen, que somos muy devotos de Ella, podríamos pedir hoy la gracia de seguir su ejemplo, de seguir sus pasos, de pedir la gracia de ser dóciles a la voluntad de Dios. Porque la verdadera devoción a la Virgen no consiste solamente en pedirles cosas o invocarla solo cuando nos conviene. Sino que la verdadera devoción a la Virgen consiste en seguir más de cerca los pasos de Jesús, unirnos más y más a él. consiste en vivir el Evangelio. En cumplir perfectamente la voluntad de Dios como ella.

Porque la devoción a la Virgen no nos aleja de su Hijo Jesús, sino al contrario, nos acerca más y más a él.

En este día de la Virgen del Carmen pidamosle a ella que nos siga protegiendo con su Santo Escapulario y también que nos ayude a seguir su ejemplo de cumplir siempre en nosotros la voluntad de Dios.