Cuando estuvo cerca y vio la ciudad, se puso a llorar por ella, diciendo: “¡Si tú también hubieras comprendido en este día el mensaje de paz! Pero ahora está oculto a tus ojos. Vendrán días desastrosos para ti, en que tus enemigos te cercarán con empalizadas, te sitiarán y te atacarán por todas partes. Te arrasarán junto con tus hijos, que están dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no has sabido reconocer el tiempo en que fuiste visitada por Dios”.
Ya estamos terminando el tiempo durante el año, la última semana y antes de meternos de lleno en el tiempo de Adviento, nos encontramos con lecturas que tienen un tinte apocalíptico, lecturas que se refieren a la segunda venida del Señor, y que son un poco más difícil de interpretar, que otras partes del evangelio.
Hoy nos encontramos con Jesús que sigue en el templo y que escucha comentarios sobre su construcción, porque todos estaban admirados, admiraban las piedras, los detalles, por eso el Señor aprovecha para profetizar, dice: “de este lugar llegará un día donde no quedará piedra sobre piedra, todo será una tremenda ruina”. Eso a muchos los sorprende, pero a nosotros, nos puede dejar una que otra enseñanza,
En primer lugar: ¡Todo se pasa! Creo que, evangelios como el de hoy nos invitan a poner nuestra confianza en Dios, nuevamente y ¡solamente en Dios!
Por más macizo que parezca algo, por más fuerte que se presente una realidad, por más seguro que se muestre todo, absolutamente todo en esta vida, se va a pasar. Lo único que va a permanecer es el amor. El único que permanece es Dios, porque Dios es amor.
Vos fijate, ¿cuantas cosas en este momento te están preocupando? No tenemos que ir a la semana que viene o a la semana pasada. Hoy: ¿cuantas cosas hoy te están preocupando?
Lo único que no cambia es Dios, son palabras claras la de Jesús eh.
El gran problema viene cuando vamos absolutizando lo relativo. Y ahí, todo se desordena en nuestra vida. Y no solamente no estamos felices, sino que caminamos a la deriva, sin horizonte, sin rumbo, nos paralizamos, no sabemos que hacer.
Bueno, me parece una buena oportunidad la que nos deja el evangelio de centrarnos en lo más importante: ¡El único que sigue estando ahí siempre es Jesús! como dice Santa Teresa: “que nada te turbe, nada te espante, todo se pasa, Dios no se muda, la paciencia todo lo alcanza, quien a Dios tiene, nada le falta, solo Dios basta”
Tal vez, sea una linda oración para repetir en este día, una y otra vez: “Señor, solo vos me bastas”
Bueno que el buen Dios, nos ayude a descubrir que el camino es Él, que Él es la verdad y que Él es la vida.
En segundo lugar: ¡no te creas todo lo que te dicen! Hay un dicho que dice, que no todo lo que brilla es oro
Bueno, el Señor también hoy nos previene a tener mucho cuidado y prudencia a la hora de discernir lo que recibimos. Tengan cuidado, no se dejen engañar porque muchos se van a presentar en mi nombre diciendo: “soy yo” y también “el tiempo está cerca, NO LOS SIGAN”
El Señor nos advierte, ¿no? que tengamos algo de coherencia , que nos centremos bien en la fe, en nuestra vida de encuentro personal con Jesús.
Vemos también que hoy se sigue cumpliendo la palabra de Dios. Hoy tenemos muchos que dicen que el fin del mundo ya está cerca y basta a veces con que te toquen el timbre o prender la tele a la madrugada y ya parecen esos profetas de calamidades vendiendo a Dios como si fuera algo mágico y no como alguien con quien relacionarse .
O también en la misma Iglesia nos vamos encontrando, con personas que por ahí leen más escritos de revelaciones privadas que la misma palabra de Dios. Y ahí de nuevo, todo se vuelve a descentrar.
Hey el Señor te recomienda una vez más, que seas prudente, que seas coherente y que primero recurras a la palabra, que te fortalezcas en esa palabra, que acudas a los sacramentos, a la oración
La oración – La palabra – y los sacramentos
Por último: El Cielo es otra cosa. Todos nos hemos imaginado el Cielo alguna vez. Pero el gran peligro que podemos encontrar es imaginarlo con categorías humanas. Bueno, justamente, eso es lo que pasa con el templo de Jerusalén, a Dios lo quieren empaquetar, quieren tenerlo como dominado, en esquemas humanos y en definitiva lo que quieren hacer es ¡controlarlo!
Acordate que el Cielo es mucho más que controlar a Dios, es estar en amistad y comunión con Él, y la única condición para entrar es amar y dejarse amar.
Que nada te desentre de lo más importante. Hoy, ama y dejate amar.
Que tengas un buen día y que la bendición de Dios, que es Padre, Hijo y Espíritu Santo te acompañen siempre
Amen.