Dijo el Señor: «¡Ay de ustedes, que construyen los sepulcros de los profetas, a quienes sus mismos padres han matado!.
Así se convierten en testigos y aprueban los actos de sus padres: ellos los mataron y ustedes les construyen sepulcros.
Por eso la Sabiduría de Dios ha dicho: Yo les enviaré profetas y apóstoles: matarán y perseguirán a muchos de ellos. Así se pedirá cuanta a esta generación de la sangre de todos los profetas, que ha sido derramada desde la creación del mundo: desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, que fue asesinado entre el altar y el santuario. Sí, les aseguro que a esta generación se le pedirá cuenta de todo esto.
¡Ay de ustedes, doctores de la Ley, porque se han apoderado de la llave de la ciencia! No han entrado ustedes, y a los que quieren entrar, se lo impiden.»
Cuando Jesús salió de allí, los escribas y los fariseos comenzaron a acosarlo, exigiéndole respuesta sobre muchas cosas y tendiéndole trampas para sorprenderlo en alguna afirmación.
En la vida Dios siempre pone en nuestro camino personas que nos ayudan a acercarnos a él y también para ayudarnos a cumplir nuestros sueños. Dios siempre nos envía personas para ayudarnos y corregir nos en nuestro camino. Dios siempre nos envía personas para decirnos que no estamos solos, que él está con nosotros, que está con cada con cada uno de nosotros.
Es por ello que el Evangelio de hoy nos muestra que ante los enviados de Dios no tenemos que maltratarlos o renegar de ellos, ellos están para ayudarnos, para darnos una mano en el camino. No tomemos la actitud de los fariseos y doctores de la ley que aparecen en Evangelio y de los cuales Jesús reprueba y condena.
¿Cuál es tu actitud frente a las personas que quieren ayudarte en tu vida? ¿Cómo las recibís? ¿Valoras la presencia de ellos? ¿Lo ves como una bendición? ¿Estas agradecido con las personitas que te muestran y te llevan hacia Dios? ¿Valoras a las personas que te cuidan y te ayudan? ¿Estas agradecido con las personas que te escuchan y están cuando más lo necesitas?
Muchos estamos agradecidos y felices con todas las personas que Dios nos envió en la vida para ayudarnos a ser felices. Te invito que en este día agradezcas a Dios por las personas que te puso en la vida para ayudarte. Te invito a que agradezcas a cada una de las personas que te han ayudado y han hecho de tu vida algo hermoso.
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