Jesús dijo a sus discípulos: «Como el Padre me amó, también yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi amor. Si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, como yo cumplí los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho esto para que mi gozo sea el de ustedes, y ese gozo sea perfecto.»
Hoy el Evangelio nos habla de esta relación tan íntima, la voz de Jesús, es el mismo quién lo dice “como el Padre me amó, yo los he amado a ustedes”. Que lindo gozar del amor del Padre, por el amor del amor del Hijo, el amor de Jesús. Nos pide que permanezcamos en Su amor. Se pone también como ejemplo “como yo cumplí los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor”.
Qué lindo pensar que estamos en las manos de Jesús y que compartimos el amor del Padre a través de el cariño, del amor y la bondad que Jesús nos tiene; tenemos que disfrutar permanentemente sabiendo que Jesús me ama como me ama el Padre.
Que lindo decir hoy, en este día, gracias Señor Jesús porque me amas, gracias Señor Jesús porque a través de vos recibo el cariño del Padre. Y decirle también “como vos me amas, yo te amo Señor, porque quiero permanecer permanentemente en tu amor, y por vos amo también al Padre”.
“Les he dicho esto para que mi gozo sea el de ustedes, y ese gozo sea perfecto”, termina diciendo Jesús. Gozamos del amor de Jesús y del amor del Padre, y ellos, gozan por el Espíritu del amor que nosotros también les tenemos, y porque ellos se animaron a amarnos primero.