Jueves 19 de Septiembre del 2019 – Evangelio según San Lucas 7,36-50

miércoles, 18 de septiembre de
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Un fariseo invitó a Jesús a comer con él. Jesús entró en la casa y se sentó a la mesa. Entonces una mujer pecadora que vivía en la ciudad, al enterarse de que Jesús estaba comiendo en casa del fariseo, se presentó con un frasco de perfume.

Y colocándose detrás de él, se puso a llorar a sus pies y comenzó a bañarlos con sus lágrimas; los secaba con sus cabellos, los cubría de besos y los ungía con perfume.

Al ver esto, el fariseo que lo había invitado pensó: “Si este hombre fuera profeta, sabría quién es la mujer que lo toca y lo que ella es: ¡una pecadora!”.

Pero Jesús le dijo: “Simón, tengo algo que decirte”. “Di, Maestro!”, respondió él. “Un prestamista tenía dos deudores: uno le debía quinientos denarios, el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagar, perdonó a ambos la deuda. ¿Cuál de los dos lo amará más?”.

Simón contestó: “Pienso que aquel a quien perdonó más”. Jesús le dijo: “Has juzgado bien”.

Y volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón: “¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa y tú no derramaste agua sobre mis pies; en cambio, ella los bañó con sus lágrimas y los secó con sus cabellos. Tú no me besaste; ella, en cambio, desde que entré, no cesó de besar mis pies. Tú no ungiste mi cabeza; ella derramó perfume sobre mis pies. Por eso te digo que sus pecados, sus numerosos pecados, le han sido perdonados porque ha demostrado mucho amor. Pero aquel a quien se le perdona poco, demuestra poco amor”.

Después dijo a la mujer: “Tus pecados te son perdonados”.

Los invitados pensaron: “¿Quién es este hombre, que llega hasta perdonar los pecados?”. Pero Jesús dijo a la mujer: “Tu fe te ha salvado, vete en paz”.

 

 

Palabra de Dios


 

 

Padre David Pintos sacerdote de la Diócesis de San Ramón de la Nueva Orán

 

El amor de Jesús hacia nosotros es eterno e incondicional, él nos ama por lo que somos y nunca, nunca dejará de amarnos. En Jesús siempre encontraremos amor. En Jesús nunca encontraremos rechazo. Podríamos vivir miles de cosas que no tengan nada que ver con Dios, pero sin embargo Jesús siempre estará dispuestos a recibirnos y a darnos todo su amor.

Ya lo dice el Papá Francisco en la Christus vivit N°2 “Él está en ti, Él está contigo y nunca se va. Por más que te alejes, allí está el Resucitado, llamandote y esperándote para volver a empezar”.  Que lindo saber eso de Jesús, que siempre está con nosotros y nunca se aleja, que nunca nos rechaza sino que nos recibe.

Nosotros tenemos que estar convencidos de esto, en lo más íntimo de nuestro corazón tenemos que estar seguro de estas verdades. Para que nada ni nadie nos impida vivir y acercarnos siempre a la misericordia de Jesús.

Hoy te invito a que releas el Evangelio y te detengas a meditar sobre el acercamiento y gestos de la mujer que cuando se enteró de que Jesús pasaba por su vida no dudó en ir hacia él. Y que nosotros también miremos nuestra vida y que imitemos los gestos de la mujer que aparece en el Evangelio de hoy. Muchos de nosotros, tal vez, veríamos que también en la vida vivimos muchas cosas, tendremos muchas experiencias, y que seguramente ante la sociedad tendremos mucha fama por nuestras acciones. Pero sin embargo, hayamos vivido lo que vivimos sólo en Jesús encontraremos el verdadero amor, sólo en él los deseos de nuestro corazón se verán colmados. La mujer encontró en Jesús amor y sobre todo paz, esa paz que muchas veces tanto necesitamos y que sólo Jesús lo puede dar.

¿Te animas a experimentar el gran amor y misericordia que sintió la mujer en el Evangelio de hoy? ¿Te animas a vivir un encuentro de amor con Jesús hoy? Que el Evangelio de hoy nos impulse a ir con mucha confianza hacia Jesús y que pueda experimentar de él su gran misericordia.