Jueves 21 de Enero de 2021 – Evangelio según San Marcos 3,7-12

jueves, 14 de enero de
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Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del mar, y lo siguió mucha gente de Galilea. Al enterarse de lo que hacía, también fue a su encuentro una gran multitud de Judea, de Jerusalén, de Idumea, de la Transjordania y de la región de Tiro y Sidón. Entonces mandó a sus discípulos que le prepararan una barca, para que la muchedumbre no lo apretujara. Porque, como curaba a muchos, todos los que padecían algún mal se arrojaban sobre él para tocarlo. Y los espíritus impuros, apenas lo veían, se tiraban a sus pies, gritando: “¡Tú eres el Hijo de Dios!”. Pero Jesús les ordenaba terminantemente que no lo pusieran de manifiesto.

 

 

Padre David Pintos sacerdote de la Diócesis de San Ramón de la Nueva Orán

 

 

Hasta el día de hoy sabemos que, por un lado, muchas personas confían y siguen a Jesús por sus enseñanzas, por su claridad, por sus sanaciones. Cada persona, cada familia, cada Pueblo que se acerca a Jesús no queda sin ser escuchado, sin ser guiado, sin ser bendecido, sin ser sanado. Todo aquel que se acerca a Jesús es bendecido.

Pero por otro lado también hoy, son muchos los que no escuchan ni siguen a Jesús. Por diversos motivos muchos dejaron de confiar o se alejaron de él. Y mucho se debe a la falta de testimonio o tibieza de parte nuestra. No estamos anunciando a Jesús como se debe, no estamos mostrando a Jesús a quien lo necesita.

Sabemos que Jesús lo que más quiere es estar cerca de la gente, para poder guiarlos y poder sanarlos. Que bueno sería que Jesús pueda seguir con su obra evengelizadora a través de nosotros, a través de cada uno de nosotros. Hoy más que nunca la sociedad necesita de Dios, hoy más que nunca, en este contexto de Pandemia, muchos necesitan de la sanación de Jesús. Que lindo sería que Jesús, a través nuestro, pueda seguir sanando a muchos. ¿Te animas a ser instrumento de Jesús? ¿Te animas a ser un puente de encuentro entre Jesús y aquellos que lo necesitan? Que Dios renueve en nuestros corazones el ardor de ser sus instrumentos de amor y sanación.