Jesús salió con sus discípulos hacia los poblados de Cesarea de Filipo, y en el camino les preguntó: “¿Quién dice la gente que soy yo?”.
Ellos le respondieron: “Algunos dicen que eres Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los profetas”.
“Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?”. Pedro respondió: “Tú eres el Mesías”.
Jesús les ordenó terminantemente que no dijeran nada acerca de él.
Y comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho y ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas; que debía ser condenado a muerte y resucitar después de tres días; y les hablaba de esto con toda claridad. Pedro, llevándolo aparte, comenzó a reprenderlo.
Pero Jesús, dándose vuelta y mirando a sus discípulos, lo reprendió, diciendo: “¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres”.
¿Cómo nos damos cuenta cuando hay una verdadera amistad entre las personas? Cuando se conocen realmente como son verdaderamente. Nadie te conoce mejor como te conoce el mejor amigo. ¿Y cómo se llega a una verdadera amistad? Por el tiempo, por la dedicación, por la entrega, por los detalles, por la atención, por las confidencias, por la entrega… por muchas cosas se llegan a las verdaderas y mejores amistades.
La pregunta que Jesús hace hoy en el Evangelio apunta creo a ver si realmente, después de tanto compartir, se lo conoce realmente. Es una pregunta muy fuerte que Jesús nos hace en este día. Frente a esa pregunta que te hace Jesús hoy ¿Qué le responderías? ¿Cuál es tu respuesta? ¿Cuál es tu definición? Según eso se verá si realmente conocemos a Jesús como él quiere que lo hagamos.
Si el concepto que tenemos de Jesús no nos lleva al servicio o al entregar la vida por los demás, tenemos que replantearnos seriamente nuestra amistad con él. Si el concepto de Jesús nos aparta del sacrificio, si nos aparta de la cruz, estamos totalmente errados en una verdadera amistad con él; no estaríamos verdaderamente en sintonía con él.
En este día reflexionemos el tipo de amistad que tenemos con Jesús, veamos si realmente lo estamos conociendo bien. Que la amistad con él nos lleve a ser como él. Que la amistad que tengo Jesús me ayude a conocerlo verdaderamente como es él y que esa amistad me lleve a entregar la vida por los demás.
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