Jueves 23 de Junio de 2022 – Evangelio según San Mateo 7, 21-29

martes, 21 de junio de
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Jesús dijo a sus discípulos: «No son los que me dicen: “Señor, Señor”, los que entrarán en el Reino de los Cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Muchos me dirán en aquel día: “Señor, Señor, ¿acaso no profetizamos en tu Nombre? ¿No expulsamos a los demonios e hicimos muchos milagros en tu Nombre?” Entonces yo les manifestaré: “Jamás los conocí; apártense de mí, ustedes, los que hacen el mal.” Así, todo el que escucha las palabras que acabo de decir y las pone en práctica, puede compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre roca. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa; pero esta no se derrumbó porque estaba construida sobre roca. Al contrario, el que escucha mis palabras y no las practica, puede compararse a un hombre insensato, que edificó su casa sobre arena. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa: esta se derrumbó, y su ruina fue grande.» Cuando Jesús terminó de decir estas palabras, la multitud estaba asombrada de su enseñanza, porque él les enseñaba como quien tiene autoridad y no como sus escribas.

 

 

Palabra del Señor

 

 

Padre  Juan Molina | Sacerdote de Schoenstatt

 

 

 

En el Evangelio de hoy escuchamos a Jesús regalándonos una linda imagen que sin duda nos que provoca y nos invita a un examen de conciencia. La pregunta de fondo que queda resonando es: ¿sobre qué estoy construyendo mi vida? ¿Cuál es el fundamento de lo que hago? ¿Cuál es el fundamento de mi obrar y de mis acciones?

Jesús nos regala esta comparación entre la casa que se construye sobre roca o la casa que se construye sobre arena. Las dos son casas, es cierto, las dos son acciones, son obras. Sin embargo, hay una que no resistirá al más mínimo viento y la otra sí. La diferencia no es por la casa en sí misma sino sobre aquello que está construido. Acciones iguales, distinto sustento. Acciones iguales, distinto futuro. Acciones iguales, distinto horizonte.

Quizás esto nos ayude a pensar en tantas cosas que hacemos. Pienso en primer lugar en el plano religioso, pastoral. Pienso también en nuestro trabajo, en nuestro esfuerzo cotidiano. Al preguntarlos por lo que nos sustenta, Jesús invita a escuchar su palabra. Jesús nos invita a escuchar su palabra para que sea él quien nos regale la fortaleza.
Podemos hacer muchas cosas, pero si no tenemos su apoyo nos experimentamos presos de los desánimos, de nuestro cambiante estado de ánimo, de nuestra propia fragilidad, de nuestros cansancios.

Escuchemos la palabra, escuchemos a Jesús. A partir de ahí construyamos. Que Dios nos bendiga y que la Virgencita nos cubra con su manto.