Jueves 24 de Octubre de 2019 – Evangelio según San Lucas 12,49-53

miércoles, 23 de octubre de
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Jesús dijo a sus discípulos: “Yo he venido a traer fuego sobre la tierra, ¡y cómo desearía que ya estuviera ardiendo! Tengo que recibir un bautismo, ¡y qué angustia siento hasta que esto se cumpla plenamente! ¿Piensan ustedes que he venido a traer la paz a la tierra? No, les digo que he venido a traer la división. De ahora en adelante, cinco miembros de una familia estarán divididos, tres contra dos y dos contra tres: el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra”.

 

 

Palabra de Dios


P. David Pintos sacerdote de la diócesis de San Ramón de la Nueva Orán

 

 

Si elegiríamos un signo o un elemento que pudiera describir lo que sentimos en nuestro interior cuando nos hemos encontramos con Jesús seguro sería el fuego. Porque es una llama interior que se enciende cuando lo conocemos y estamos con Jesús. Es una llama ardiente que está encendida pero que no quema. Es la vida que fluye en nuestro corazón y que naturalmente nos impulsa a llevarlo hacia los demás. Es el fuego del amor de Dios en uno y que quiere arder y consumir todo.

Es el fuego que Jesús nos trajo, es el fuego que Jesús nos da, es el fuego que reciben los dignos servidores de él.

Es por eso que cada uno de nosotros no podemos quedarnos quieto sin hacer nada, el fuego de Jesús tiene que expandirse a todos lados. No podemos quedarnos con los brazos cruzados esperando que otros enciendan la llama para llevar luz. No. Nosotros tenemos que incendiar los corazones en una realidad que parece más fría. No tenemos que estar estáticos mientras alrededor nuestro se derrumba. Tenemos que dejar de ser indiferentes e involucrarnos. No puede ser que en este tiempo “los hijos de la luz” (que somos nosotros entre comillas) no estemos iluminando. Si no es fuego lo que esta en tu corazón, si algo dentro tuyo no está encendido, no se en que Jesús crees o a que Jesús seguís. Porque los verdaderos seguidores de Jesús encienden vidas y corazones.

¿Sentiste alguna vez en tu corazón el fuego del amor de Dios? ¿El fuego que llevas en tu interior está encendido? ¿Dónde sentís que Jesús te invita a llevar su fuego mediante el servicio?

Como dice la Canción “Hay fuego en ti que puedes compartir, no debes esperar para servir. Fuego soy, no hay fuego sin amor. Yo quiero ser Señor tu servidor “.

Que el Evangelio de hoy reavive el fuego interior de cada uno para llevar el amor de Dios a todos.