Jueves 27 de Agosto del 2020 – Evangelio según San Mateo 24,42-51

martes, 25 de agosto de
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Estén prevenidos, porque ustedes no saben qué día vendrá su Señor.

Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, velaría y no dejaría perforar las paredes de su casa. Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada.

¿Cuál es, entonces, el servidor fiel y previsor, a quien el Señor ha puesto al frente de su personal, para distribuir el alimento en el momento oportuno?

Feliz aquel servidor a quien su señor, al llegar, encuentre ocupado en este trabajo. Les aseguro que lo hará administrador de todos sus bienes. Pero si es un mal servidor, que piensa: ‘Mi señor tardará’, y se dedica a golpear a sus compañeros, a comer y a beber con los borrachos, su señor llegará el día y la hora menos pensada, y lo castigará. Entonces él correrá la misma suerte que los hipócritas. Allí habrá llanto y rechinar de dientes.

 

Palabra de Dios

Padre David Pintos sacerdote de la Diócesis de San Ramón de la Nueva Orán

 

El Señor en el Evangelio de hoy nos habla de prevención, de estar preparados en todo momento para su llegada. Nadie sabe ni el día ni la hora en que llegara Jesús. Lo que, si sabemos, porque él lo prometió, es que, si en algún momento vendrá a buscarnos, y eso ya tiene que ser un motivo de alegría: Jesús nos vendrá a buscar.

Pero hasta que llegue el momento del encuentro ¿Cómo nos preparamos? Aquí el Señor nos describe sobre dos actitudes que se encuentra en nosotros. el buen servidor y el mal servidor. Cada uno tiene actitudes determinantes que ellos mismos en su libertad eligieron. Y por esas tomas de decisiones, por esas actitudes son premiados o no, cada uno actúa en consecuencia.

Lo que plantea Jesús en este día es muy interesante, porque con esto queda de manifiesto si soy un buen o mal servidor.

Sinceramente ¿Cómo me considero yo? ¿Un buen servidor? ¿Un mal servidor? Si el Señor se apareciera ya en estos momentos ¿Cómo me encontraría? ¿Con las manos trabajando? O ¿No haciendo nada?

Si le somos verdaderamente fieles a Jesús estaríamos haciendo algo ya en estos momentos, sería impensable estar con los brazos cruzados. Porque esto también refleja si amamos de verdad a Jesús. En las acciones se manifiesta si nuestro corazón está inclinado en el Señor. En el buen servidor no hay espacio para la mediocridad porque en todo momento busca la manera de agradar siempre a Jesús con sus acciones.

Más allá de reflexionar si soy un buen o mal servidor, más bien te invito a que en este día pidas la gracia de un amor sincero hacia Jesús. De tal manera que, con un corazón enamorado de Jesús, no estés pendiente si viene o no, sino de que con cada acción le demuestres que lo amas de verdad y que puede encontrarte cuando él quiera.