Jueves 27 de Junio del 2019 – Evangelio según San Mateo 7,21-29

martes, 25 de junio de
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Jesús dijo a sus discípulos:

“No son los que me dicen: ‘Señor, Señor’, los que entrarán en el Reino de los Cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Muchos me dirán en aquel día: ‘Señor, Señor, ¿acaso no profetizamos en tu Nombre? ¿No expulsamos a los demonios e hicimos muchos milagros en tu Nombre?’. Entonces yo les manifestaré: ‘Jamás los conocí; apártense de mí, ustedes, los que hacen el mal’.

Así, todo el que escucha las palabras que acabo de decir y las pone en práctica, puede compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre roca. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa; pero esta no se derrumbó porque estaba construida sobre roca.

Al contrario, el que escucha mis palabras y no las practica, puede compararse a un hombre insensato, que edificó su casa sobre arena. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa: esta se derrumbó, y su ruina fue grande”.

Cuando Jesús terminó de decir estas palabras, la multitud estaba asombrada de su enseñanza, porque él les enseñaba como quien tiene autoridad y no como sus escribas.

 

Palabra de Dios

 


P. David Pintos sacerdote de la Diócesis de San Ramón de la Nueva Orán

 

Para ubicarnos en el contexto de la Palabra de Dios de hoy escuchamos la conclusión de lo que llamamos el “Sermón de las montañas” que comprenden los capítulos 5,6 y 7 del Evangelio de Mateo. Es un discurso muy conocido y muy rico en enseñanzas por parte de Jesús para nosotros.

Nuestra fe será como una casa firme construida sobre roca si escuchamos las palabras de Jesús y las ponemos en práctica. De lo contrario todo se desvanecerá, si no ponemos en práctica la enseñanzas de Jesús todo desaparecerá. Por eso desde ahí podemos comprender porque muchas veces hay personas que no perseveran en un grupo o comunidad, porque nunca se comprometieron a fondo con lo que Jesús nos enseña. A muchos se les derrumba la fe porque no la están construyendo sobre base firme, sino que la construyen sobre algo superficial.

La fe se la construye escuchando la Palabra de Jesús y poniéndola en práctica. Ojo que no es solamente escuchar la palabra y ahí se acabó todo. Es muy necesario ponerla en práctica, ponerla por obra. Así la fe será tan firme como una roca que difícil desaparecería. Jesús es muy directo con esto porque dice “no son los que me dicen señor señor los que entraran en el reino de los cielos sino los que cumplen la voluntad de mi Padre” y más adelante dice también a los que quieran reclamar “no los conozco, salgan de aquí ustedes que hacen el mal”. La verdad que es muy fuerte todo esto pero que tiene que hacernos caer en razón. No podemos ser superficiales, tenemos que ser auténticos hombres de verdadera fe.

Si nosotros ya estamos en grupos o comunidades desde hace varios años pero nunca hemos hecho nada o no hemos crecido en la verdadera fe, tenemos que replantearnos como seguir.  Por eso detengámonos en este día y nos hagamos algunas preguntas sobre nuestra fe: ¿Yo siento que hago la voluntad de Dios? ¿Yo escucho y pongo en práctica la Palabra de Dios? ¿Dónde estoy construyendo mi vida y mi fe?.

Que podamos en este día hacer un profundo examen de fe y que podamos cumplir con lo que Jesús quiere de nosotros.