Jueves 30 de Julio del 2020 – Evangelio según San Mateo 13,47-53

miércoles, 29 de julio de
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Jesús dijo a la multitud: “El Reino de los Cielos se parece también a una red que se echa al mar y recoge toda clase de peces. Cuando está llena, los pescadores la sacan a la orilla y, sentándose, recogen lo bueno en canastas y tiran lo que no sirve. Así sucederá al fin del mundo: vendrán los ángeles y separarán a los malos de entre los justos, para arrojarlos en el horno ardiente. Allí habrá llanto y rechinar de dientes.

¿Comprendieron todo esto?”. “Sí”, le respondieron.

Entonces agregó: “Todo escriba convertido en discípulo del Reino de los Cielos se parece a un dueño de casa que saca de sus reservas lo nuevo y lo viejo”.

Cuando Jesús terminó estas parábolas se alejó de allí.

 

Palabra de Dios

Padre David Pintos sacerdote de la Diócesis de San Ramón de la Nueva Orán

 

En nuestras vidas, en la medida que transitamos el camino de la fe, vamos creciendo en muchas cosas y aspectos. Vamos conociendo, vamos creciendo en sabiduría, vamos creciendo en discernimiento, es decir, que vamos aprendiendo a distinguir el bien y el mal para abrazar lo bueno. Caminar en la fe nos permite poder distinguir lo que es verdaderamente bueno, lo que realmente vale la pena. Pero crecemos verdaderamente bien cuando nos comprometemos genuinamente en el discipulado, cuando cumplimos realmente el ser discípulo de Jesús. De lo contrario todo es superficial y seguiremos en la misma, podrán pasar muchos años de” pertenencia a la Iglesia” pero si de corazón no hay un seguimiento verdadero todo es en vano.

Jesús en el Evangelio de hoy nos enseña que ” Todos los que se convierten verdaderamente en Discípulo del Reino de los Cielos se quedan con lo bueno y rechazan lo malo”. ¿Cuantos años llevas ya de camino en la fe? ¿Te considerás un verdadero discípulo del Reino de los Cielos? ¿Cómo te llevas con el bien o con el mal? ¿Cuál de los dos elegís?

Dios quiera que cuando nos venga a buscar nosotros estemos del lado del bien.