Jueves 30 de Noviembre de 2023 – Evangelio según San Mateo 4,18-22

jueves, 30 de noviembre de
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Mientras caminaba a orillas del mar de Galilea, Jesús vio a dos hermanos: a Simón, llamado Pedro, y a su hermano Andrés, que echaban las redes al mar porque eran pescadores.Entonces les dijo: “Síganme, y yo los haré pescadores de hombres”.Inmediatamente, ellos dejaron las redes y lo siguieron.Continuando su camino, vio a otros dos hermanos: a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca con Zebedeo, su padre, arreglando las redes; y Jesús los llamó.Inmediatamente, ellos dejaron la barca y a su padre, y lo siguieron.

Palabra de Dios

Padre Sebastian Zagari | Sacerdote de la Diócesis de Avellaneda-Lanús

El Evangelio este jueves es el de la fiesta de San Andrés, uno de los Apóstoles, el hermano de Pedro. Y nos muestra cómo Andrés fue llamado por Jesús, no de una manera espectacular o fuera de lo común, sino en la normalidad de su vida cotidiana y de su trabajo. Ahí se hizo presente Jesús y lo llamó a algo más grande: le confió una misión mucho más especial, la de ser pescador de hombres.

Y Andrés confió en este llamado de Jesús. Dejó de lado un proyecto de vida tranquilo, sin cosas que alteraran lo que era cotidiano y normal en su vida, para embarcarse en la aventura de seguir a Jesús, para salir de la comodidad de la orilla, de la seguridad de la orilla, e.ir hacia lugares insospechados. Ni él sabía seguramente todo lo que significaba en ese momento dejar las redes para seguir a Jesús. Pero lo hizo y así ese sí, ese abandonarse y confiarse a la palabra de Jesús, lo fue llevando de un lado a otro dando testimonio al evangelio, hasta el testimonio final de dar la vida por el nombre de Jesús.

El ejemplo de Andrés, como el de todos los apóstoles, es un llamado también para nosotros que muchas veces preferimos quedarnos, aferrarnos a lo seguro, a la orilla donde más o menos tenemos todo bajo control, donde ya conocemos todo, donde no hay sorpresas y por eso nos parece que nosotros somos los que dominamos la situación. En el medio de esa normalidad en la que a veces vivimos y nos acomodamos, Jesús también a nosotros viene a llamarnos. Nos propone un proyecto diferente, el proyecto del reino, un proyecto por el que vale la pena gastar la vida… todos los días y hasta el último día. Un proyecto que tiene una promesa de vida eterna. Hoy también a vos, a mí, a todos, Jesús nos propone algo más algo más grande, algo más desafiante, que es justamente unirnos a su misión de ser pescadores de hombres, unirnos a su misión de echar las redes donde El nos lleve, donde El quiere, del modo que El quiera, anunciando su nombre.

Pidamosle a San Andrés que nos ayude también a nosotros a tener la confianza y la fuerza para decir sí a este proyecto.