En ese momento se acercaron algunos fariseos que le dijeron: “Aléjate de aquí, porque Herodes quiere matarte”. El les respondió: “Vayan a decir a ese zorro: hoy y mañana expulso a los demonios y realizo curaciones, y al tercer día habré terminado. Pero debo seguir mi camino hoy, mañana y pasado, porque no puede ser que un profeta muera fuera de Jerusalén.
¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como la gallina reúne bajo sus alas a los pollitos, y tú no quisiste! Por eso, a ustedes la casa les quedará vacía. Les aseguro que ya no me verán más, hasta que llegue el día en que digan: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!”.
Frente a la amenaza, frente a la advertencia, frente a la prepotencia, frente ante cualquier comentario que quiera hacer que Jesús se calle o se valla o que no haga nada; el Señor simplemente se pone firme y manifiesta que va a seguir expulsando a los demonios, curando a los enfermos y anunciando la buena noticia. Si, Jesús está decidido y sigue hacia adelante.
Que ejemplo de firmeza y convicción aprendemos hoy de Jesús en el Evangelio. Es por eso la que tibieza y frialdad para los seguidores de Jesús no van. Sí, nuestro Maestro nos enseña con su vida que hay que darla hasta el final , hasta las últimas consecuencias por lo que cree ¿Por qué nosotros no le imitamos? ¿Por qué tenemos miedo? ¿Por qué callamos? ¿Porque cedemos? ¿Por qué nos paralizados? O mejor dicho ¿Por qué no hacemos nada y nos quedamos con los brazos cruzados?
Jesús dice en el Evangelio de hoy “Yo debo seguir mi camino”. Es como que nos esta diciendo en este día a cada uno: “tienen que seguir hacia adelante”, “vamos, no te quedes, Yo voy con vos”.
Hoy cuando realicemos nuestra oración personal le pidamos a Jesús seguir hacia adelante, le pidamos fuerzas, pero sobre todo le pidamos la gracia del convencimiento. Llegaran muchos que quieran hacer que nosotros nos callemos, que nos vallamos, que nos borremos. Pero en este día Jesús nos dice que tenemos que seguir hacia adelante. Por eso le pedimos a Jesús la gracia de seguir hacia adelante, de saber que nos estamos solos, que él camina a nuestro lado y que nos dice “Yo voy con Vos”.
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