Jueves 9 de Abril del 2020 – Evangelio según San Juan 13,1-15

miércoles, 8 de abril de
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Antes de la fiesta de Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, él, que había amado a los suyos que quedaban en el mundo, los amó hasta el fin.

Durante la Cena, cuando el demonio ya había inspirado a Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarlo, sabiendo Jesús que el Padre había puesto todo en sus manos y que él había venido de Dios y volvía a Dios, se levantó de la mesa, se sacó el manto y tomando una toalla se la ató a la cintura. Luego echó agua en un recipiente y empezó a lavar los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que tenía en la cintura.

Cuando se acercó a Simón Pedro, este le dijo: “¿Tú, Señor, me vas a lavar los pies a mí?”.

Jesús le respondió: “No puedes comprender ahora lo que estoy haciendo, pero después lo comprenderás”.

“No, le dijo Pedro, ¡tú jamás me lavarás los pies a mí!”. Jesús le respondió: “Si yo no te lavo, no podrás compartir mi suerte”.

“Entonces, Señor, le dijo Simón Pedro, ¡no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza!”.

Jesús le dijo: “El que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque está completamente limpio. Ustedes también están limpios, aunque no todos”.

El sabía quién lo iba a entregar, y por eso había dicho: “No todos ustedes están limpios”.

Después de haberles lavado los pies, se puso el manto, volvió a la mesa y les dijo: “¿comprenden lo que acabo de hacer con ustedes? Ustedes me llaman Maestro y Señor; y tienen razón, porque lo soy. Si yo, que soy el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros. Les he dado el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo hice con ustedes.”

 

Palabra de Dios

Padre David Pintos sacerdote de la Diócesis de San Ramón de la Nueva Orán

En estos días nuestro corazón están fijos en Jesús para mirarlo, para contemplarlo y ver en él al gran amor que tiene para con todos nosotros. Jesús está compartiendo la última cena con sus discípulos, una cena cargado de sentimientos, de detalles, de miradas, de signos. Jesús sabe que le llegará la hora y por eso enseña a los discípulos el modo de presencial que tendrá desde ahora, y será a través de la Eucaristía, el Sacerdocio y la Caridad. Todo esto por el gran amor que nos tiene. No hay duda de eso, Jesús nos ama hasta el fin, Jesús nos ama hasta el extremo.
Desde de la fe, desde el amor sabemos que Jesús está. Cómo dicen los Santos “no basta con decir que uno ama, el otro tiene que saber que es amado”. Y Jesús realmente nos ama y así lo demuestra.

El está día te invito a que mires a Jesús y que pienses en el gran amor que te tiene, que veas todo lo que hizo por Vos por amor. Y que te preguntes ¿Sos consciente de todo lo que Jesús hizo y hace por vos? ¿Descubriste el gran amor que tiene? ¿Valoras los dones y regalos que nos dejó en la Ultima Cena? ¿Reconoces su Presencia en ellos?

Hoy te pido que disfrutes del amor de Jesús, ese amor que es tan grande y tan concreto a la vez. Y te pido que también vos le demuestres tu amor hacia él. Que no tengas vergüenza de decirle que lo amas… Y que le demuestres con algún gesto de servicio tu amor a Jesús.

Que en este día y los días del Triduo Pascual descubras a Jesús y experimentes de él el gran amor que te tiene, ese amor que lo da todo por vos, hasta la vida.