Después llegaron a Jericó. Cuando Jesús salía de allí, acompañado de sus discípulos y de una gran multitud, el hijo de Timeo -Bartimeo, un mendigo ciego- estaba sentado junto al camino. Al enterarse de que pasaba Jesús, el Nazareno, se puso a gritar: “¡Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí!”. Muchos lo reprendían para que se callara, pero él gritaba más fuerte: “¡Hijo de David, ten piedad de mí!”. Jesús se detuvo y dijo: “Llámenlo”. Entonces llamaron al ciego y le dijeron: “¡Animo, levántate! El te llama”. Y el ciego, arrojando su manto, se puso de pie de un salto y fue hacia él. Jesús le preguntó: “¿Qué quieres que haga por ti?”. El le respondió: “Maestro, que yo pueda ver”. Jesús le dijo: “Vete, tu fe te ha salvado”. En seguida comenzó a ver y lo siguió por el camino.
Este Jueves, ya de la feria hemos pasado Pentecostés y el evangelio de Marcos y este encuentro hermoso, hermoso de Jesús con el ciego. Que grita: “Jesús hijo de David, ten piedad de mí” ¿no?
Y que a pesar de que todos dicen que se calle, él no se calla, grita ¿no? Y Jesùs que lo manda a buscar. Y los mismos que lo van a buscar le dicen: “Ànimo, Él te llama”
¡Que maravilloso esto! Y cuando llega a la presencia de Jesús, el Señor que le pregunta: ¿qué quieres que haga por tì?.
¡Qué lindo escuchar! Y cómo habrá escuchado en corazón de este ciego. ¿Qué quieres que haga por ti? Uno piensa “Pero sí sabe Jesús que quiere”. Que lindo que Jesús le pregunté. Qué lindo escuchar la voz de Jesús que me pregunta hoy, después de haber tenido el ánimo porque Él me levanta, porque Ël me llama, porque Él me busca: Escuchar a Jesús ¿Qué quieres? ¿Qué queres que haga por ti?
Recemos eso hoy: ¡Ánimo, Él te llama! Recemos eso. Recemos la palabra de Jesús, que viene hoy a mí, y me dice: ¿Qué queres que haga por vos?
Podcast: Reproducir en una nueva ventana | Descargar