La motivación no es tener ánimos, es tener motivos

lunes, 1 de marzo de
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@FRAY.FOTO compartió hace unos días en sus redes sociales la frase “la motivación no es tener ánimos, es tener motivos”.

Me quedó resonando largo rato. Muchas veces me referí a la motivación como  un ánimo que tenía que venir de la nada e impulsarme. “Necesito motivación para el estudio”, por ejemplo.  Pero pensando la motivación como motivos… ¡Motivos para estudiar tengo!: como alcanzar la meta de recibirme y seguir viviendo la vocación a la que me llama Dios. ¡Motivos para agradecer tengo! ¡Motivos para poner amor a todo lo que hago me sobran! Estoy y estamos llenos de motivos. 

Entonces, ¿Cuál es el problema? ¡Que también estamos llenos de excusas!
Y hablo de todos los ámbitos, excusas en el amor, en la facu, en el trabajo, en los sueños…

 Me parece que el secreto es  recordar más seguido los motivos y anteponerlos a las excusas, más allá de los ánimos. Traer constantemente a los pensamientos lo importante, lo trascendente, el porqué y para quién; y sabernos llamados para cosas grandes.

Dios no es un padre de excusas, y yo no quiero ser una hija de excusas, quiero ser de motivos.

<<Señor vos lo das todo por mi, y quiero que vos  seas también mi motivo principal en cada actividad de mi vida>>.

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