No sé si te habrá pasado, pero en ocasiones puede que nos dejemos llevar por la rutina, por el cumplir, por estar en lo seguro… y nos olvidemos la parte de disfrutar, de ir tras los sueños, de ser felices.
Obvio, en la vida hay que abrazar las responsabilidades, los momentos buenos y los malos. Pero me refiero a buscar la plenitud en aquello que es nuestra esencia, y que a veces postergamos…
Deberíamos recordarnos cada día que somos llamados a ser felices y a cumplir los sueños.
En un contexto tan difícil como el que estamos viviendo, más que nunca sentimos la fragilidad y rapidez de esta vida, y por ello, quiero animarte a que vayas por lo que te apasiona. No, no esperes cumplir tantos años, terminar tal etapa educativa, o que las condiciones sean perfectas. El tiempo es hoy, es lo que tenemos y vamos de la mano del mejor, nuestro papá Dios.
Ir tras la felicidad es poner el oido a lo que Dios sueña con nosotros, es también amar a nuestros hermanos, dando lo mejor en aquello a lo que somos llamados para contribuir al mundo.
Recordá que sos llamado/a a ser feliz, hoy y cada día.