Día a día, la vida se nos pasa. Las tareas diarias nos permiten estar ocupados, las preocupaciones alteradas y el ritmo del caminar se acelera.
Pero te propongo que hoy sea sea diferente… Que hoy pares, te tomes un rato y te pongas a pensar: ¿Qué es lo que es esencial en tu vida?.
De seguro lo primero que se te ocurre es el amor, el amor de tu familia, amigos, pareja. Ese cariño que te dan incondicional, el acompañamiento, el estar.
Pero ¿no faltaría algo más? Si, te hablo de Jesús, ese amigo que está siempre para vos. A su cuerpo humano no lo vemos, pero reconocemos su presencia en nuestro corazón, que te vuelve a latir fuerte, se llena y tu alma, mente y todo tu ser está en paz. Justamente todo eso es invisible a los ojos, solo se puede sentir en lo profundo del corazón.
Te invito a que disfrutes de estas cosas invisibles a los ojos, pero tangibles al corazón. Tomate unos minutos de las 24 hs que tiene el día, y andá a verlo, charla con Él, tomate unos mates, contale de tus alegrías y tus problemas. Buscalo en tu parroquia, en el Sagrario ahí donde está siempre esperándote, o en cada minuto en el fondo de tu corazón.
Que Jesús se vuelva esa parte esencial para nuestra vida, esa parte que solo se puede ver con los ojos del alma y no con los físicos. Te aseguro que luego vas a salir con un caminar liviano, las preocupaciones ya no te alterarán, porque sabes que Él tiene todo en sus manos. Las tareas diarias pasarán a ser un gesto de amor hacia Él, y tu ritmo del caminar se desacelerará para las vistas del hermoso paisaje a tu alrededor… ¿Te animas?! ¡Él te espera!