Después de que Jesús alimentó a unos cinco mil hombres, sus discípulos lo vieron caminando sobre el agua. Al día siguiente, la multitud que se había quedado en la otra orilla vio que Jesús no había subido con sus discípulos en la única barca que había allí, sino que ellos habían partido solos. Mientras tanto, unas barcas de Tiberíades atracaron cerca del lugar donde habían comido el pan, después que el Señor pronunció la acción de gracias. Cuando la multitud se dio cuenta de que Jesús y sus discípulos no estaban allí, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla, le preguntaron: “Maestro, ¿cuándo llegaste?”. Jesús les respondió: “Les aseguro que ustedes me buscan, no porque vieron signos, sino porque han comido pan hasta saciarse. Trabajen, no por el alimento perecedero, sino por el que permanece hasta la Vida eterna, el que les dará el Hijo del hombre; porque es él a quien Dios, el Padre, marcó con su sello”. Ellos le preguntaron: “¿Qué debemos hacer para realizar las obras de Dios?”. Jesús les respondió: “La obra de Dios es que ustedes crean en aquel que él ha enviado”.
A Jesús lo buscan porque tienen necesidad. ¡Naturalmente! vieron que daba de comer, entonces, por eso lo seguían, necesitaban saciar ese hambre material, pero el, quieres saciar algo más que la panza, que el hambre que produce el cuerpo.
¡Aunque eso no sea poco! Digo esto en el contexto que nos toca reflexionar este evangelio con las escandalosas cifras de tantos hombres y mujeres que viven en la condición de indigencia y de pobreza sin acceder a lo necesario cada día.
Él quiere saciar un hambre mucho más profundo que aunque tengas el pan material, también tenemos esa necesidad que es el hambre de Dios. Que es, ese deseo profundo del corazón humano siente de plenitud: – De plenitud de amor. – De plenitud de encuentro y – De trascendencia de la propia vida.En un amor para siempre. ¡Todo eso! es creerle a Él, a Jesús. Creer en Él y sobre todo confiarle la vida a Él. Vivir confiados en su amor es vivir la plenitud de un amor trascendente, de un amor que saciar el deseo humano de plenitud.
Jesús, danos la gracia, primero de poder asistir a tantos hermanos y hermanas que no tienen lo necesario para comer y que podamos generar espacios de dignidad de trabajo y de acceso necesario. Y segundo, a unos y a otros danos la gracia de saciar el hambre de plenitud de amor, que los creyentes y todo corazón humano busca y desea en vos.
Que Jesús te bendiga y que la Virgen te cuide todo el día.