Un día, mientras Jesús enseñaba, había entre los presentes algunos fariseos y doctores de la Ley, llegados de todas las regiones de Galilea, de Judea y de Jerusalén. La fuerza del Señor le daba poder para curar. Llegaron entonces unas personas transportando a un paralítico sobre una camilla y buscaban el modo de entrar, para llevarlo ante Jesús. Como no sabían por dónde introducirlo a causa de la multitud, subieron a la terraza y, desde el techo, lo bajaron con su camilla en medio de la concurrencia y lo pusieron delante de Jesús. Al ver su fe, Jesús le dijo: “Hombre, tus pecados te son perdonados”. Los escribas y los fariseos comenzaron a preguntarse: “¿Quién es este que blasfema? ¿Quién puede perdonar los pecados, sino sólo Dios?”. Pero Jesús, conociendo sus pensamientos, les dijo: “¿Qué es lo que están pensando? ¿Qué es más fácil decir: ‘Tus pecados están perdonados’, o ‘Levántate y camina’?. Para que ustedes sepan que el Hijo del hombre tiene sobre la tierra el poder de perdonar los pecados -dijo al paralítico- yo te lo mando, levántate, toma tu camilla y vuelve a tu casa”. Inmediatamente se levantó a la vista de todos, tomó su camilla y se fue a su casa alabando a Dios. Todos quedaron llenos de asombro y glorificaban a Dios, diciendo con gran temor: “Hoy hemos visto cosas maravillosas”.
Este segundo lunes de adviento, en este camino que vamos haciendo este año, el evangelio de Lucas, nos cuenta la escena donde Jesús está en una casa y varios van llevando a un enfermo en la camilla, es un paralítico, no puede caminar y entonces se dificulta por la cantidad de gente que hay ahí, en la casa y no pueden llegar hasta Jesús.
Entonces, con la libertad, realmente de los hijos de Dios, suben, rompen el techo y bajan la camilla y dice el texto: “como no sabían por dónde introducirlo por causa de la multitud, subieron a la terraza y desde el techo lo bajaron por entre las tejas, con su camilla en medio de la concurrencia, lo pusieron delante de Jesús”
Y Jesús comienza a comunicarse directamente con el paralítico y después se va a producir toda una situación con fariseos y escribas, pero que lindo esto de que lo están llevando y lo quieren acercar a lo de Jesús y hacen de todo: lo suben a la terraza, rompen el techo, lo bajan y lo ponen delante de Jesús.
¿Como soy capaz de acercar a otros a Jesús con todas estas consecuencias? ¿Soy capaz de romper techos para acercar a otros y ponerlos en la presencia de Jesús?
¡Que lindo pensar esto hoy! Estamos camino del adviento. Estamos pensando, rezando, reflexionando, soñando que el Señor viene. Y nosotros sabemos que ya nació, en la carne. Sabemos que por su muerte y resurrección está presente entre nosotros, está viniendo a cada momento. Y que va a venir al final de los tiempos.
¿Como acerco a otros que quiero, que no pueden caminar, no pueden avanzar, que no pueden crecer, que están ahí, alejados de Jesús? ¿Como los acerco? ¿Soy capaz de romper techos, de romper situaciones para acercar a Jesús y ponerlos delante de Él?
Seguramente hay mucha gente alrededor nuestro que necesita que los acerquemos, que los pongamos delante de Jesús.
Un abrazo a todos y que Dios los bendiga.