Lunes 09 de Octubre d e2023 – Evangelio según San Lucas 10,25-37

jueves, 5 de octubre de
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Un doctor de la Ley se levantó y le preguntó para ponerlo a prueba: “Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la Vida eterna?”.Jesús le preguntó a su vez: “¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?”.
El le respondió: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu espíritu, y a tu prójimo como a ti mismo”.”Has respondido exactamente, le dijo Jesús; obra así y alcanzarás la vida”.Pero el doctor de la Ley, para justificar su intervención, le hizo esta pregunta: “¿Y quién es mi prójimo?”.Jesús volvió a tomar la palabra y le respondió: “Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos ladrones, que lo despojaron de todo, lo hirieron y se fueron, dejándolo medio muerto.Casualmente bajaba por el mismo camino un sacerdote: lo vio y siguió de largo.También pasó por allí un levita: lo vio y siguió su camino.Pero un samaritano que viajaba por allí, al pasar junto a él, lo vio y se conmovió.Entonces se acercó y vendó sus heridas, cubriéndolas con aceite y vino; después lo puso sobre su propia montura, lo condujo a un albergue y se encargó de cuidarlo.Al día siguiente, sacó dos denarios y se los dio al dueño del albergue, diciéndole: ‘Cuídalo, y lo que gastes de más, te lo pagaré al volver’.¿Cuál de los tres te parece que se portó como prójimo del hombre asaltado por los ladrones?”.
“El que tuvo compasión de él”, le respondió el doctor. Y Jesús le dijo: “Ve, y procede tú de la misma manera”.

Palabra de Dios

Padre Matías Burgui | Sacerdote de la Arquidiócesis de Bahía Blanca

En el evangelio de este día lunes la palabra nos invita a meditar con un pasaje muy lindo y muy conocido también, que es la parábola del buen samaritano. La pregunta de fondo que le hacen a Jesús es ¿qué hay que hacer para ir al cielo? Maestro, le pregunta a este doctor de la ley, ¿qué tengo que hacer para alcanzar la vida eterna? Y Jesús contesta con las mismas escrituras: cumplir los mandamientos, amar a Dios sobre todas las cosas. Y eso está muy bien, pero el centro del evangelio nos enseña a descubrir hoy quién es nuestro prójimo. Dice el Señor que muchos pasaron de largo viendo a este hombre malherido que estaba medio muerto al borde del camino, ¿no? Pero solamente uno se compadeció. Meditemos un par de puntos que quizás nos puedan ayudar en nuestra oración de hoy.

En primer lugar, el primer samaritano en tu vida se llama Jesús. Es el mismo Jesús el que baja también a levantar a ese hombre que estaba casi muerto ¿no? Ese hombre que estaba ahí agonizando al borde del camino. Quizás si te pones a orar con el evangelio te das cuenta que en primer lugar el que está mal herido sos vos y soy yo. Generalmente interpretamos que nosotros tenemos que ser como ese buen samaritano y es cierto. Pero lo primero que hay que vivenciar es que somos como ese hombre tirado en el camino. Ponete a pensar en que vos también muchas veces estás o estuviste así y que necesitamos del otro. Pero en primer lugar necesitamos del Señor. Jesús es el primer samaritano que cuida de vos, que cuida tus heridas, que las cura, que te limpia, que paga por vos, que dio su vida por vos. Acordate que el Señor no te tira una soga, baja hasta tu barro y te levanta. Por eso preguntate hoy ¿cuál fue tu experiencia de Jesús como samaritano en tu vida? En definitiva preguntate ¿qué hizo el Señor por vos en tu vida, en tu historia? Fijate en dónde estabas y cómo estabas ahí, hundido en ese barro del pecado y cómo el Señor te levantó con su misericordia. Y dale gracias a Jesús, dale gracias porque Él no se cansa de levantarte. Cada vez que te caés, cada vez que tropezás, que te lastimás, el Señor está ahí dispuesto a levantarte. Lo único que necesita es que vos te reconozcas herido y que te dejes sanar por Él.

En segundo lugar, hay que pasar de estar tirado, de estar tirado en el camino, a ayudar a levantar a tu hermano. Es interesante ver cómo después de lo que hace Jesús, el mismo Señor nos deja este pedido ¿no? Anda vos y obra de la misma manera. Anda y hace lo mismo que yo hice por vos, te dice el Señor. Hoy tenés que grabarte en la cabeza y en el corazón, a fuego esto, que el amor a Dios se refleja en el amor a los demás. Te lo repito para que te quede claro, el amor a Dios se refleja en el amor que tenés por tu prójimo. Por eso no seas indiferente, quizás la indiferencia es uno de los peores pecados. No seas indiferente con el sufrimiento del que tenés al lado. Aprendé a compadecerte, a sufrir con el otro, a ser tuyo el dolor del otro y dale a Dios dándole a tu hermano. Claro que es difícil, claro que cuesta sangre, sudor y lágrimas. Muchas veces te va a tocar amar a quien tal vez no mereces ser amado. Muchas veces te va a tocar responder con bondad a la maldad al que te hirió. Y es cierto que a veces estamos dolidos, heridos, incluso reclamando justicia, decepcionados. Bueno, cuántos sentimientos encontrados ahí, ¿no? Sin embargo, Dios siempre te llena el corazón de plenitud si lo dejas entrar y te donas verdaderamente a tu hermano. Por eso sentite libre para amar y para amar en serio, para amar sin ganas de venganza, sino con ojos de samaritano, con ojos de misericordia. Andá hoy y hacé lo mismo también por tu hermano. Fíjate quién está necesitando que vos seas samaritano con él o con ella. Fíjate y hacé vos lo mismo que el Señor hizo con vos. Pero sobre todas las cosas, no seas mezquino. Tené un corazón generoso porque el amor que se comparte crece cada vez más.

Que tengas un buen día y que la bendición de Dios, que es Padre, Hijo y Espíritu Santo, te acompañe siempre. Amén.