Lunes 12 de Octubre del 2020 – Evangelio según san Lucas 11, 27-28

viernes, 9 de octubre de
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En aquel tiempo: Cuando Jesús terminó de hablar, una mujer levantó la voz en medio de la multitud y le dijo: «¡Feliz el seno que te llevó y los pechos que te amamantaron!»

Jesús le respondió: «Felices más bien los que escuchan la Palabra de Dios y la practican.»

 

 

Palabra de Dios

 

Padre Nicolás Houriet sacerdote de la Arquidiócesis de Santa Fe

 

En el día de hoy, la Iglesia nos propone, aunque en una memoria libre, celebrar a: ¡Nuestra Señora del Pilar!.

Esta devoción, en una memoria libre justamente porque no está arraigada en todo el pueblo de Dios, sin embargo me gustaría que pudiéramos quedarnos con el evangelio que nos propone esta memoria, sobre todo porque la Virgen del Pilar es una devoción, la primera, podríamos decir así, aparición de la Virgen María de la cual se tiene conocimiento, aunque no está, en ningún lado escrito o consignada aquella aparición, sí tenemos por un dato de la tradición de la Iglesia, como una “veracidad” en este hecho.

Se cree que la Virgen María, estando en vida ella en Tierra Santa, allá por el año 40 se apareció al apóstol Santiago que estaba misionando, predicando en la tierra de España.

La Virgen María se apareció en un pilar en Zaragoza y entonces, desde allí podemos entender esta maternidad de María que se ha extendido más allá de la tierra de Palestina y entre los discípulos que vivían en aquella comunidad, y se ha extendido con el paso de los años, con el correr de los años y hacía tantas otras geografías. Es lindo ver cómo la Virgen extiende realmente su “cariño maternal” sobre toda la Iglesia.

Y el evangelio de hoy, nos habla sobre aquella mujer que después de escuchar las enseñanzas de Jesús, las parábolas, los discursos a la gente, eleva la voz en medio de la multitud y dice a Jesús: “feliz el vientre que te llevó y los pechos que te amamantaron”. Inmediatamente Jesús responde: “felices más bien los que escuchan la palabra de Dios y la práctica”

Lo primero fue un elogio realmente a la madre de Jesús, un elogio que parece Jesús como “desestimar”, Porque inmediatamente responde ¡que son bienaventurados o felices los que escuchan la palabra de Dios! Siempre que escuchamos este evangelio, nos da la sensación como que Jesús no quiere que se haga tanto reconocimiento a su madre.

Basta que recordemos inclusive aquel pasaje bíblico, en donde, buscaban a Jesús, su madre y sus hermanos y Jesús dice: “mi madre y mis hermanos son los que cumplen la voluntad de mi Padre”. Como que también allí, la figura de María termina como “perdiéndose” en medio de la gente. Pero el evangelio de hoy nos tiene que ayudar a entender que Jesús quiere que focalicemos nuestra mirada en lo que es, realmente importante: que María es madre de Cristo, que María es madre de la Iglesia, desde la cruz, que María es madre de todo el pueblo cristiano. Pero además de ser madre, también es una fiel discípula del Señor, porque ella ha sabido escuchar la palabra de Dios y ponerla en práctica.

¡Es de allí que hicimos esa frase bellísima de la Virgen María, que antes de concebir a Jesús en el vientre, lo concibió en su corazón, porque ¡ Escuchaba la palabra de Dios, la meditaba en su corazón  y la pone en práctica ! Por eso le tenemos que pedir a la Virgen que ella nos ayude realmente en nuestra vida cotidiana a poner por obra la palabra de Dios. Ella que ha sido fiel discípula y la esclava del Señor. Y qué le dijo el ángel: “que se haga en mí todo lo que has dicho”. Que ella también nos ayude a decir nuestros ¡Sí a Dios en la palabra que no compromete, en la palabra que nos salva. ¡Que tengan todos una muy buena jornada.!