Lunes 12 de Septiembre de 2022 – Evangelio según San Lucas 7,1-10.

miércoles, 31 de agosto de
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Cuando Jesús terminó de decir todas estas cosas al pueblo, entró en Cafarnaún. Había allí un centurión que tenía un sirviente enfermo, a punto de morir, al que estimaba mucho. Como había oído hablar de Jesús, envió a unos ancianos judíos para rogarle que viniera a curar a su servidor. Cuando estuvieron cerca de Jesús, le suplicaron con insistencia, diciéndole: “El merece que le hagas este favor, porque ama a nuestra nación y nos ha construido la sinagoga”. Jesús fue con ellos, y cuando ya estaba cerca de la casa, el centurión le mandó decir por unos amigos: “Señor, no te molestes, porque no soy digno de que entres en mi casa; por eso no me consideré digno de ir a verte personalmente. Basta que digas una palabra y mi sirviente se sanará. Porque yo -que no soy más que un oficial subalterno, pero tengo soldados a mis órdenes- cuando digo a uno: ‘Ve’, él va; y a otro: ‘Ven’, él viene; y cuando digo a mi sirviente: ‘¡Tienes que hacer esto!’, él lo hace”. Al oír estas palabras, Jesús se admiró de él y, volviéndose a la multitud que lo seguía, dijo: “Yo les aseguro que ni siquiera en Israel he encontrado tanta fe”. Cuando los enviados regresaron a la casa, encontraron al sirviente completamente sano.

Palabra del Señor

Monseñor Ricardo Seirutti | Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Córdoba

 

 

El texto del evangelio de este lunes nos cuenta acerca de un Centurión que quería que Jesús le sanara un servidor,  entonces se lo cuenta a algunos amigos, estos van hasta Jesús y expresan una frase hermosísima, porque dice: “mereces que le concedas lo que está pidiendo”. Qué linda manera de interceder.

Algunas consideraciones a tener en cuenta: Cuando rezamos por nuestros amigos, o queremos llevar a alguien a Jesús, ¿cómo lo hacemos?. O cuando pedimos por la salud de otro ¿cómo es nuestra oración?

Deberíamos llevárselo: “mira Señor, este es un chico bueno, una mujer que es muy buena y merece que le prestes atención. Una manera lindísima de interceder por el otro. No es sólamente decirle: “que el que le conceda el milagro”, sino que también hacerlo conocer.

Cuando rezamos por otro, ¿cuánto le contamos a Jesús por otro, por otra? ¿Cuánto le contamos a Jesús como es? ¿Qué cosas merece? ¿Qué le haría bien?

Seguramente hoy tenés alguien por quien interceder, rezar. Lo hagamos lo de esta manera: acercándoselo a Jesús y contándole todo aquello que merece, cómo es, qué le haría bien, y seguramente Jesús va a escuchar.

Que Dios lo bendiga y que tengan un buen comienzo de semana.