Jesús, dijo a sus discípulos: Ustedes han oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente. Pero yo les digo que no hagan frente al que les hace mal: al contrario, si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, preséntale también la otra. Al que quiere hacerte un juicio para quitarte la túnica, déjale también el manto; y si te exige que lo acompañes un kilómetro, camina dos con él. Da al que te pide, y no le vuelvas la espalda al que quiere pedirte algo prestado.
El texto de hoy, que nos propone la liturgia, es del evangelio de San Mateo, nos dice: “han escuchado que se dijo, ojo por ojo, diente por diente”. Pero el Señor siempre nos dice algo que nos hace pasar un paso más, algo más para entregar el corazón. Excepto que esto que era la justicia hebrea, “ojo por ojo, diente por diente”, establecida hasta ese momento, podríamos llamarlo “justamente”, pero Jesús pide algo mucho más. La misericordia, la bondad, el amor siempre van a estar presente. Jesús nos pide que no hagamos frente al que nos hace mal. Desafiante, difícil. Él lo vivió en carne propia, en la cruz y en muchos momentos más.
Hoy en la vida de la Iglesia, también se nos pide que no hagamos frente al que nos hace mal. Cuántas veces, posiblemente, hemos vivido alguna situación de alguien que nos hace daño, o nos hace mal y el Señor que además dice: “si te abofetean en una mejilla, ofreceles la otra”, convencido de que el bien es lo que triunfa, el bien es lo que hace en los corazones de los otros bien.
Que bueno que este día, pensemos esto, ¿cómo estamos en la vida? ¿Vivimos según el “ojo por ojo, diente por diente”? “Ah, me la hiciste, yo te la hago una que te va en contra y que te va a dejar tecleando.” ¿O,respondo desde un corazón bondadoso, misericordioso, bueno, convencido?
El evangelio me lo pide así. Es Jesús que me lo pide así, porque el bien vence al mal.
Un abrazo a todos. Que Dios los bendiga.