Lunes 14 de Agosto de 2023 – Evangelio según San Mateo 17,22-27

jueves, 10 de agosto de
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Mientras estaban reunidos en Galilea, Jesús les dijo: “El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres:lo matarán y al tercer día resucitará”. Y ellos quedaron muy apenados.Al llegar a Cafarnaún, los cobradores del impuesto del Templo se acercaron a Pedro y le preguntaron: “¿El Maestro de ustedes no paga el impuesto?”.”Sí, lo paga”, respondió. Cuando Pedro llegó a la casa, Jesús se adelantó a preguntarle: “¿Qué te parece, Simón? ¿De quiénes perciben los impuestos y las tasas los reyes de la tierra, de sus hijos o de los extraños?”.Y como Pedro respondió: “De los extraños”, Jesús le dijo: “Eso quiere decir que los hijos están exentos.Sin embargo, para no escandalizar a esta gente, ve al lago, echa el anzuelo, toma el primer pez que salga y ábrele la boca. Encontrarás en ella una moneda de plata: tómala, y paga por mí y por ti”.

Palabra de Dios

Padre Matias Burgui | Sacerdote de la Arquidiócesis de Bahía Blanca

Ya estamos a mediados de agosto, se nos va pasando el año, estamos transitando esta décimo novena semana del tiempo ordinario y en este lunes la palabra nos invita a meditar, a quedarnos en algunas actitudes que nos pueden servir para poder vivir cada vez más profundamente nuestro seguimiento del Señor.

Por un lado, la confianza que viene de la fe. Qué lindo que es pensar en lo que Dios tiene preparado para nosotros, poder detenernos y pensar en esa misión que Dios soñó para nuestra vida. Saber que nada escapa a su plan precioso, que quien confía en la providencia nunca queda defraudado y que una cosa es el destino que no existe y otra cosa es la predestinación, el llamado que Dios te hace. Eso es la providencia, entender que nada escapa al plan de Dios y empezar a confiar en él desde ahí. El Evangelio nos cuenta cómo el Señor sigue enseñando a sus discípulos y les anuncia la misión que tienen por delante, la misión incluso que tiene Él por delante. Si vos sos cristiano es justamente por este anuncio de hoy, porque crees en un Jesús muerto y resucitado que da la vida por tu vida para que tengas vida en abundancia. Fíjate lo que dice el Señor, el Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de los hombres, lo matarán y al tercer día resucitará. Es la síntesis de todo el evangelio. Es la buena noticia saber que alguien viene a ocupar tu lugar, a dar la vida por vos, a cargar con tus pecados y que además está vivo y resucitado. Es una buena noticia que vos y yo tenemos que hacer carne porque nos cuesta. Sí, lo sabemos allá quizás en lo intelectual, pero experimentar el amor de un Cristo resucitado, que da su vida por vos y que tiene misericordia de vos es otra cosa, hacer carne, esa es la buena noticia, llevarla a nuestra vida y también anunciarla a los demás, animarnos a ser instrumentos del evangelio. Creo que no hay cosa más linda que poder anunciarle al mundo que alguien dio la vida por vos, por nosotros, que la muerte y el pecado no tienen la última palabra, que si lloras vas a ser consolado y que tus heridas por más complicadas que sean van a ser sanadas por el Señor. Por eso la confianza viene de la fe. Quien tiene fe confía en que nada le va a faltar y eso nos lleva a la segunda parte del evangelio de hoy.

Por otro lado la fe te lleva a la coherencia porque la palabra también nos muestra cómo se le acercan a Pedro los recaudadores y le preguntan el maestro de ustedes no paga el impuesto. Hay toda una enseñanza en torno a los impuestos y vos fíjate cómo a veces vivimos en la cultura de lo fácil y si podemos zafar de una obligación a veces lo hacemos. Justamente esa es una actitud anti cristiana porque el verdadero cristiano se compromete en todo, no busca lo fácil sino que hace lo que le toca a fondo y es una cuestión de justicia el impuesto y quizás sea bueno detenernos un poco en esto del impuesto y hacer una pequeña catequesis. Muy poca gente se confiesa por ejemplo de evadir impuestos o de tener empleados en negro, ya lo decía el Papa Francisco en una de sus cuaresmas, ¿no? Habría que detenerse y preguntarse yo que comulgo todos los domingos, ¿cómo es la relación con mis empleados? ¿Los hago trabajar de más? ¿Les pago en negro? ¿Pago el salario justo? ¿Hago los aportes jubilatorios? Porque a veces nos quedamos en una religión del cumplimiento. Claro, yo doy limosna, pero después en mi vida me hago el distraído con muchas cosas. Por eso los verdaderos discípulos de Jesús estamos llamados a vivir coherentemente el amor de Dios y el amor al prójimo. No podés decir que amás a Dios a quien no ves, sino amás a tu prójimo a quien ves. Por eso pedile al Señor el don de la santa coherencia, de poder integrar toda tu vida en el seguimiento de Jesús.

Que tengas un buen día, un buen comienzo de semana y que la bendición de Dios, que es Padre, Hijo y Espíritu Santo, te acompañen siempre. Amén.