Lunes 16 de septiembre – Evangelio según San Lucas 7,1-10.

viernes, 13 de septiembre de
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Cuando Jesús terminó de decir todas estas cosas al pueblo, entró en Cafarnaún. Había allí un centurión que tenía un sirviente enfermo, a punto de morir, al que estimaba mucho. Como había oído hablar de Jesús, envió a unos ancianos judíos para rogarle que viniera a curar a su servidor.

Cuando estuvieron cerca de Jesús, le suplicaron con insistencia, diciéndole: “El merece que le hagas este favor, porque ama a nuestra nación y nos ha construido la sinagoga”. Jesús fue con ellos, y cuando ya estaba cerca de la casa, el centurión le mandó decir por unos amigos: “Señor, no te molestes, porque no soy digno de que entres en mi casa; por eso no me consideré digno de ir a verte personalmente. Basta que digas una palabra y mi sirviente se sanará. Porque yo -que no soy más que un oficial subalterno, pero tengo soldados a mis órdenes- cuando digo a uno: ‘Ve’, él va; y a otro: ‘Ven’, él viene; y cuando digo a mi sirviente: ‘¡Tienes que hacer esto!’, él lo hace”.

Al oír estas palabras, Jesús se admiró de él y, volviéndose a la multitud que lo seguía, dijo: “Yo les aseguro que ni siquiera en Israel he encontrado tanta fe”. Cuando los enviados regresaron a la casa, encontraron al sirviente completamente sano

 

 

Palabra de Dios


 Padre Nicolás Retes sacerdote de la Arquidiócesis de Buenos Aires

Estamos en presencia de otra de las curaciones que realiza Jesús y sin duda, el centro de este evangelio sigue siendo la fe. La fe que es necesaria para poder realizar los milagros. Las curaciones que hace Jesús solo son posibles, por supuesto, por su poder pero también la libertad de la persona que tiene que querer ser sanada. Tiene que necesitar de Dios y esto lo que hacen la diferencia. Por eso, frente esta curación que escuchamos hoy, para colmo de una persona que supuestamente, no tiene fe porque es pagano, no es la fe del pueblo de Israel, sin embargo, Jesús le termina diciendo que ni siquiera en Israel, Él ha encontrado tanta fe.

Cuántas veces nos pasa en nuestra vida personal, familiar, de amistades, a veces familiares también, que pareciera que no tienen fe.  Al menos, no la fe “formal”, decir: “creo en Dios”, “creo”, en todo lo que la iglesia enseña, “creo”. Sin embargo, luego, vemos que obran bien. Que tienen un corazón bueno que tienen, que lo quieren quizás seguir a Jesús y no se animan del todo, en fin, hay distintas formas de vivir la fe.

Por supuesto que siempre queremos apuntar a la que nos hace más plenos, hace más libre aquella que no llena realmente la presencia del Señor, pero es bueno recordar el proceso que estamos realizando cada uno de nosotros, este proceso es distinto, cada uno nos ubicamos en una parte diferente, distinta del proceso, entonces hay que saber respetar hay que no jugar a los demás.

Dios sabrá en qué parte del proceso va cada uno, este proceso de seguirlo a Él, de encontrarnos, con Él, de descubrír que Él es nuestro Señor y maestro.

Yo les aseguro, dice Jesús: “que ni siquiera en Israel he encontrado tanta fe”. Bueno hoy le pedimos esto queridos amigos de Radio María Joven, la fe también para nosotros ya la tenemos desde el bautismo pero siempre es necesario pedir que el Señor nos aumente la fe. Por eso la pregunta ¿cómo está hoy nuestra fe?  ¡Es válida! para que Él Señor pueda seguir obrando milagros en nuestra vida y nos ayude también a contagiar esta buena noticia del reino, contagiar la fe recibida en el bautismo a nuestros hermanos.

Te deseo que tengas un excelente jornada.