Lunes 17 de Julio de 2023 – Evangelio según San Mateo 10,34-42.11,1

martes, 11 de julio de
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Jesús dijo a sus apóstoles:”No piensen que he venido a traer la paz sobre la tierra. No vine a traer la paz, sino la espada.Porque he venido a enfrentar al hijo con su padre, a la hija con su madre y a la nuera con su suegra;y así, el hombre tendrá como enemigos a los de su propia casa.El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; y el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí.El que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí.El que encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la encontrará.El que los recibe a ustedes, me recibe a mí; y el que me recibe, recibe a aquel que me envió.El que recibe a un profeta por ser profeta, tendrá la recompensa de un profeta; y el que recibe a un justo por ser justo, tendrá la recompensa de un justo.Les aseguro que cualquiera que dé de beber, aunque sólo sea un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños por ser mi discípulo, no quedará sin recompensa”.Cuando Jesús terminó de dar estas instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí, para enseñar y predicar en las ciudades de la región.

Palabra de Dios

Padre Matías Burgui | Sacerdote de la Arquidiócesis de Bahía Blanca

Estamos comenzando una nueva semana de seguimiento de Jesús, de camino de discipulado, de querer empaparnos más con la palabra, de poder de alguna manera también llevar a nuestra vida lo que el Señor nos va diciendo y por eso en este día Jesús aprovecha para dar consejos a aquellos que Él eligió, a sus discípulos, todo para que Él sea lo más importante de sus vidas y también de las nuestras. para que nos podamos jugar la vida por el Señor. Claro. porque Jesús es muy sencillo y muy concreto cuando habla. Esto lo llevó a que muchos no tengan el coraje suficiente para seguirlo, para aceptar esa propuesta, pero Él no dibuja la letra chica. Las cosas como son. Jesús no te la dibuja, te dice todo. A Jesús se lo sigue o no se lo sigue. ¿Y cómo se lo sigue? Bueno, tomando la cruz, tomando la cruz de cada día. Hoy el Señor nos invita a poder preguntarnos cuál es nuestra cruz, cómo lo estamos siguiendo. Algunos tendrán una cruz más grande, más pesada, otros no, pero todos, absolutamente todos, tenemos que cargar con nuestra cruz. El Señor lo dice claro, las dificultades van a estar, van a estar las renuncias, van a estar los momentos de dificultad, pero el Señor no te pide que renuncies a los tuyos, sino que puedas amar desde y con la mirada de Dios. Está muy bien que pidas por tu familia, que tu familia sea santa, que estén bien, tener salud, tener trabajo, un techo, un plato de comida, está todo eso muy bien, pero lo más importante es Dios, poder vivir todo eso en y desde Dios.

Pensá en todo aquello que no te está dejando seguir a Jesús, aquello que vos sabés que por ahí está mal o que te pesa y que sin embargo te sigue tirando, tal vez sea un buen momento para que le pidas a Dios que te libere. Hay renuncias en el camino de discipulado, sí, pero nunca las renuncias por la renuncia misma. Lo primero es elegir al Señor. Es eso lo que te llena, lo que te planifica de verdad, aquello que le da sentido a tu vida, el seguimiento de Jesús. Acordate que lo central del Evangelio no son las renuncias, sino las elecciones. Hay algo que va más allá de las dificultades las promesas de Dios quizás reconozcas hoy que Jesús te está pidiendo que lo sigas. ¿Y cómo lo reconocés? Bueno, en tu hermano. Quien reconoce a Jesús en su hermano va a tener recompensa.

Dice el Señor en la Palabra de hoy, “el que encuentre su vida la perderá, y el que pierda su vida a causa de mí la encontrará. El que los reciba a ustedes me recibe a mí, y el que me reciba a mí recibe a aquel que me envió”. Jesús te invita a dar y a darte, a compartir tu vida con otros, a abrir el corazón, a querer también compartir lo bueno y lo malo, los problemas, lo que te agobia pero también las alegrías, que puedas ser instrumento del amor de Dios hoy. Todo será recompensado dice el Señor, hasta lo más pequeño, hasta dar un vaso de agua. Por eso preguntate ¿qué tenés para dar hoy, cómo estás compartiendo tu vida, estás abriendo el corazón, o frente a las dificultades, frente a la cruz, te encerrás cada vez más y querés solucionar todo vos solo o vos sola? Pedí al Señor que te dé capacidad de compartir.

Que tengas un buen día y que la bendición de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, te acompaña siempre. Amén.