En aquel tiempo: Uno de la multitud le dijo: “Maestro, dile a mi hermano que comparta conmigo la herencia”. Jesús le respondió: “Amigo, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre ustedes?”. Después les dijo: “Cuídense de toda avaricia, porque aún en medio de la abundancia, la vida de un hombre no está asegurada por sus riquezas”. Les dijo entonces una parábola: “Había un hombre rico, cuyas tierras habían producido mucho, y se preguntaba a sí mismo: ‘¿Qué voy a hacer? No tengo dónde guardar mi cosecha’. Después pensó: ‘Voy a hacer esto: demoleré mis graneros, construiré otros más grandes y amontonaré allí todo mi trigo y mis bienes, y diré a mi alma: Alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe y date buena vida’. Pero Dios le dijo: ‘Insensato, esta misma noche vas a morir. ¿Y para quién será lo que has amontonado?’. Esto es lo que sucede al que acumula riquezas para sí, y no es rico a los ojos de Dios”.
El texto del evangelio de hoy, precioso de este lunes 29 según la liturgia, y alguien que le pregunta a Jesús acerca de la herencia y el Señor que dice: “hay que cuidarse de toda avaricia”.
Entonces aprovecha a contar una parábola que, asegura que “no está en los bienes que vamos recibiendo materiales en la vida, las riquezas que tenemos, el “bien de un hombre”, aunque sea abundante eso, si no que está más bien, en como vivo mi vida y como desprendimiento de las cosas materiales tengo”.
Insesato, termina diciendo la parábola, “esta misma noche vas a morir y ¿para quién será lo que has amontonado? Esto es lo que sucede a quien acumula riquezas para sí, y no es rico a los ojos de Dios.
Desprendernos a veces de muchas cosas. Estoy seguro que ninguno de nosotros, es “avaro”, o si, ¡no se! pero si es cierto que por ahí, amontonamos muchas cosas que no vamos a usar nunca.
Amontono ropa que guardo y tengo ahí colgada en el placar y que “está ahí”:
Que no uso, que no voy a usar nunca, que la veo pasar pero me cuesta desprenderme.
¡Digo esto! y ustedes piensen en aquello que seguramente guardamos innecesariamente y lo tenemos como una riqueza para nosotros pero que en realidad no lo es.
Amontonamos más de lo que debemos tener, o de lo que nos hace falta para vivir para mi y para los míos.
¿Que buen día para reflexionar esto?
¿Que cosas amontono? ¿Son útiles para mi vida? ¿Enriquecen mi vida o simplemente las amontono y están ahí? ¡y me causan cierto placer verlas o no, capaz que ni siquiera les presto atención, pero las tengo amontonadas!
Que buen momento para desprenderse y pensar en esto. Acumular riquezas para mí mismo ¿por que? Quiero ser rico a los ojos de Dios.
Quizás en este día puedo pensar a dónde pueden ir esas cosas que tengo y que en realidad no me sirven.
Quiero ser rico a los ojos de Dios y a los ojos de los demás también.
Me hace mucho más rico, espiritual, ser desprendido de muchas cosas que no serlo.
Dios los bendiga y que tengan un muy lindo día.