Lunes 18 de Noviembre del 2019 – Evangelio según San Lucas 18,35-43

jueves, 14 de noviembre de
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Cuando se acercaba a Jericó, un ciego estaba sentado al borde del camino, pidiendo limosna. Al oír que pasaba mucha gente, preguntó qué sucedía. Le respondieron que pasaba Jesús de Nazaret. El ciego se puso a gritar: “¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!”. Los que iban delante lo reprendían para que se callara, pero él gritaba más fuerte: “¡Hijo de David, ten compasión de mí!”.

Jesús se detuvo y mandó que se lo trajeran. Cuando lo tuvo a su lado, le preguntó: “¿Qué quieres que haga por ti?”. “Señor, que yo vea otra vez”.

Y Jesús le dijo: “Recupera la vista, tu fe te ha salvado”.

En el mismo momento, el ciego recuperó la vista y siguió a Jesús, glorificando a Dios. Al ver esto, todo el pueblo alababa a Dios.

 

Palabra de Dios


P. Nicolás Retes sacerdote de la Arquidiócesis de Buenos Aires

 

Este pedido que hace el ciego al borde del camino, que nos deja pensando ¿no? porque podría ser cualquiera de nosotros, cualquier joven que está a la búsqueda de querer ver un poquito más el camino de la vida. Querer conocer, qué sendero nos muestra el Señor para seguir transitando. Quizás si te estás preguntando: ¿cuál es tu proyecto de vida en este momento? ¿para qué dirección? ¿para qué lado tienes que seguir caminando? ¿para que “rumbo”?

Bueno la presencia de Dios en nuestras vidas es la verdad brújula. Nosotros siempre en la Iglesia Católica decimos que Jesucristo es el camino ¿no?. Y hay distintas formas de llegar, muchas, muy variadas a este camino que es Jesús. Algunos lo hacen a través de un amigo que te habla de la fe, y te presenta a Jesús, a través de una obra de caridad, de un gesto. Otras veces, esta fe llega a nosotros, a través de la iglesia. Otra veces a través de la Virgen María, que siempre decimos, es el camino más fácil para acercarnos a Jesús. Pero, hoy el evangelio que acabamos de escuchar, queridos jóvenes, nos presenta este ciego en el camino que, sus gritos sobresalen. Sus gritos molestan parece y Jesús, escucha. No le molesta. Tiene esa gran capacidad de poder escuchar a aquel que está sufriendo, por eso enseguida le pregunta: ¿qué es lo que necesita? ¿qué es lo que querés que haga por vos? “Que vea otra vez”, responde este ciego.

Es el pedido que hacemos todos. hoy ¿no?. Que el Señor nos regale una mirada nueva, esa mirada que sólo la fe nos puede dar en este mundo que muchas veces le cuesta creer. Que muchas veces se va detrás de otros dioses que no nos “llenan” ni nos “alimentan”. Le pedimos a Jesús que aumente nuestra fe. Que nos regale una nueva mirada sobre todo los acontecimientos y nos permita seguirlo por el camino. ¡Que tengan un excelente jornada!.