Lunes 2 de Marzo del 2020 – Evangelio según San Mateo 25,31-46

viernes, 28 de febrero de
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Jesús dijo a sus discípulos: “Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso. Todas las naciones serán reunidas en su presencia, y él separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos, y pondrá a aquellas a su derecha y a estos a su izquierda.

Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: ‘Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo, porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron; desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver’.

Los justos le responderán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; sediento, y te dimos de beber?
¿Cuándo te vimos de paso, y te alojamos; desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?’.

Y el Rey les responderá: ‘Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo’.

Luego dirá a los de su izquierda: ‘Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego eterno que fue preparado para el demonio y sus ángeles, porque tuve hambre, y ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber; estaba de paso, y no me alojaron; desnudo, y no me vistieron; enfermo y preso, y no me visitaron’.

Estos, a su vez, le preguntarán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de paso o desnudo, enfermo o preso, y no te hemos socorrido?’.

Y él les responderá: ‘Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo’. Estos irán al castigo eterno, y los justos a la Vida eterna”.

 

Palabra de Dios

Padre Mariano Cordeiro sacerdote de la Diócesis de Río Cuarto

Este evangelio es sobre el juicio final. Jesús cuenta son aquellos que van a poder entrar en la vida eterna. ¿Quiénes son los que van a poder participar de la vida del reino? a la cual todos estamos invitados.

Y por eso es un desafío grande que en esta cuaresma podamos abrir nuestro corazón y preguntarnos con sinceridad ¿si estamos escuchando el llamado del Señor para poder participar, un día, de la vida eterna?. Y por eso el evangelio de este Lunes, la Iglesia no propone meditar sobre el juicio final ¿no? – ¿cuál va a ser la pregunta qué van a hacer un juicio final?. La pregunta va a ser sobre el amor, ¡la pregunta va a ser sobre el amor!

La pregunta va a ser:

¿cuántos rostros han quedado guardado en tu corazón?
¿a cuantas personas has ayudado?
¿con cuantas miradas te has encontrado en el camino?.

Y a esto,es lo que va del evangelio de este Lunes: porque Jesús los invita a sus discípulos, a sus seguidores a que puedan contemplarlo en algunas personas muy especiales, que se ha quedado Jesús en este tiempo, nuestro mundo, nuestro barrio, al lado de nosotros ¡cerquita de donde vivimos! ahí está Jesús.

El evangelio de hoy nos hace abrir la mirada y descubrir que la presencia del Señor nos rodean por todas partes.

¡Él está presente! ¡Él está vivo! A Él, lo podemos encontrar, como dice el evangelio, ¿dónde? ¿cuándo te vimos Señor?

Y Jesús, con toda ternura, les dice: “cuando tuve hambre y ustedes me dieron de comer, cuando tuve sed y me dieron de beber, cuando estaba de paso y me alojaron, desnudo y me vistieron, enfermo y me visitaron, preso y me vinieron a ver”.

¡Claro! esta persona le preguntan, Señor ¿cuándo te vimos así?. y el Señor les responde: “cuando le hicieron con el más pequeño lo hicieron conmigo”. El criterio para entrar en la vida eterna, lo que sé nos va a preguntar, lo que debemos hacer es: ¡amar a los demás! Ese es el sentido más profundo de nuestra vida. ¡Poder abrir nuestra mirada! la mirada de nuestro corazón, en esta cuaresma y descubrir en la presencia de los más pequeños, de los que sufren, de los más pobres, la presencia misteriosa del Señor.

Y cuando salimos, a la presencia misteriosa del Señor, cuando salimos al encuentro de esos hermanos, el Señor se encarga de nuestra vida, de sanar y de curar nuestro corazón, de bendecir nuestra familias. Por eso nuestro corazón debe ser ¡un corazón misionero! un corazón apasionado por la misión, por el servicio.

Por eso en esta cuaresma ¿que pudo hacer por los demás? ¿qué gesto concreto puedo tener con este vecino que está sufriendo, con este amigo que la está pasando mal, con esta familia humilde que necesita de mi.

¡Yo te animo! ¡yo te animo a que pongas el evangelio! que lo hagas carne en tu vida porque es lo que nos da alegría verdadera, cuando somos capaces de entregarnos por el otro. ¡Ánimo, el Señor está tu lado y te acompaña!. ¡Anda y descubrirlo! Abrir tu mirada y descubrí al Señor que está: cerca de tu viuda, de tu barrio, de tu casa, en los más pobre y en los que sufren. ¡Dios te bendiga!