Lunes 2 de Septiembre del 2019 – Evangelio según San Lucas 4,16-30

jueves, 29 de agosto de
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Jesús fue a Nazaret, donde se había criado; el sábado entró como de costumbre en la sinagoga y se levantó para hacer la lectura. Le presentaron el libro del profeta Isaías y, abriéndolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado por la unción. El me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, a dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor.

Jesús cerró el Libro, lo devolvió al ayudante y se sentó. Todos en la sinagoga tenían los ojos fijos en él.

Entonces comenzó a decirles: “Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír”. Todos daban testimonio a favor de él y estaban llenos de admiración por las palabras de gracia que salían de su boca. Y decían: “¿No es este el hijo de José?”.

Pero él les respondió: “Sin duda ustedes me citarán el refrán: ‘Médico, cúrate a ti mismo’. Realiza también aquí, en tu patria, todo lo que hemos oído que sucedió en Cafarnaún”.

Después agregó: “Les aseguro que ningún profeta es bien recibido en su tierra. Yo les aseguro que había muchas viudas en Israel en el tiempo de Elías, cuando durante tres años y seis meses no hubo lluvia del cielo y el hambre azotó a todo el país. Sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda de Sarepta, en el país de Sidón. También había muchos leprosos en Israel, en el tiempo del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue curado, sino Naamán, el sirio”.

Al oír estas palabras, todos los que estaban en la sinagoga se enfurecieron y, levantándose, lo empujaron fuera de la ciudad, hasta un lugar escarpado de la colina sobre la que se levantaba la ciudad, con intención de despeñarlo. Pero Jesús, pasando en medio de ellos, continuó su camino.

Palabra de Dios

 Padre Nicolás Retes sacerdote de la Arquidiócesis de Buenos Aires

 

Queridos amigos de Radio María Joven! El evangelio de hoy nos muestra cómo el Espíritu Santo conduce a Jesús, en este caso, en la Sinagoga. Cuando toma el rollo de la escritura le toca leer justamente el texto que habla de que Él: Espíritu del Señor está sobre Él, que Él ha sido consagrado con una misión especial que es “llevar la buena noticia del reino”, a los que sufren, aquellos que están oprimidos, aquellos que tienen necesidad de recibir la palabra de vida.

Jesús al cerrar el libro es bien claro, les dice: “que hoy el tiempo se ha cumplido” -es su tiempo de misión-. El pasaje de la escritura que acaban de escuchar se va a hacer realidad porque justamente el reino de Dios amanece, comienza, inicia con Él.

Pero claro, podemos ver cuál es la actitud de aquellas personas que escucharon todo esto que al principio estaban maravillados al oír el texto de la escritura, pero al decirles que en ese momento comenzaba a cumplirse empiezan a desconfiar. No están abiertos a la acción del Espíritu Santo, se cierran, no quieren descubrir lo nuevo que trae Jesús que sin duda es el Reino que llega con poder a la vida también de cada uno de nosotros, si somos capaces de tener una actitud abierta y si somos capaces de ver la novedad que el reino entraña para cada uno de nosotros.

La gran pregunta es: ¿cuál es entonces hoy, en el tiempo presente, nuestra reacción con la novedad que Cristo trae? Porque si es Dios ¡siempre nos sorprende!, ¡siempre nos descolocado, nos pone como a contramano! ¿Cuál es nuestra reacción entonces al escuchar la palabra de Dios? ¿Qué genera en nosotros? En el caso, y está muy claro, el final de evangelio la gente que lo escucha, cree saber de dónde viene Jesús y ya no esperan nada nuevo. Han perdido esa actitud de la espera, de la novedad, de descubrir realmente qué es lo que Dios quiere para ellos. Por eso se enfurecen, se levantan, lo quieren sacar directamente de allí, ya no lo quiere escuchar.

Que no pase con nosotros lo mismo, que la palabra de Dios sea para nosotros nuestro verdadero alimento. Lo que el Señor quiere decir es que siempre está a la puerta y nos llama, siempre nos muestra el camino para la salvación. ¡Que tengas un excelente jornada!