Lunes 22 de Mayo de 2023 – Evangelio según San Juan 16,29-33.

viernes, 19 de mayo de


Los discípulos le dijeron a Jesús: “Por fin hablas claro y sin parábolas. Ahora conocemos que tú lo sabes todo y no hace falta hacerte preguntas. Por eso creemos que tú has salido de Dios”. Jesús les respondió: “¿Ahora creen? Se acerca la hora, y ya ha llegado, en que ustedes se dispersarán cada uno por su lado, y me dejarán solo. Pero no, no estoy solo, porque el Padre está conmigo. Les digo esto para que encuentren la paz en mí. En el mundo tendrán que sufrir; pero tengan valor: yo he vencido al mundo”.

Palabra de Dios

Padre Matías Burgui | Sacerdote de Bahía Blanca

Ayer domingo celebramos la solemnidad de la Ascensión del Señor y en ese contexto de partida, de despedida, la liturgia también nos invita a seguir meditando en torno a las palabras de Jesús en la última cena. “Se acerca la hora y ya ha llegado en que ustedes se dispersarán cada uno por su lado”, dice el Señor, “y me dejarán solo. Pero no, no estoy solo, porque el Padre está conmigo”. Palabras duras las que dice el Señor, porque cuesta llevarlas a nuestra vida. Pero no es que Jesús quiere hacerte un reproche o tirarte la traición o el fracaso encima, no. Todo lo contrario, el Señor quiere regalarte una enseñanza fundamental: ante las pruebas de la vida, nunca estás solo, nunca estás sola. Por eso te invito a que meditemos algunas ideas para nuestra oración de hoy.


En primer lugar, seguir caminando. Porque, claro, después de tantas incomprensiones, después de un camino que a los discípulos les costó, después de un largo momento de dudas, parece que por fin los apóstoles han llegado a tener algo de fe. Por lo menos esta es una nueva afirmación de su fe. Porque el camino doloroso de sus dudas, de sus cobardías, de sus traiciones, de sus abandonos no ha terminado todavía, pero ellos pueden decir “ahora sí que hablás claro y no usás comparaciones, ahora vemos que lo sabes todo y que no necesitás que te pregunten, por eso creemos que saliste de Dios”. Vemos a Jesús que les avisa a sus discípulos, “¿ahora creen?”. Miren que van a llegar días difíciles, ustedes van a fallar. Bueno, es en esa hora, eS esa hora difícil que a todos nos llega, a vos y a mí, es la hora de la pasión, de la muerte, de la traición, del fracaso, la hora en la que no tienen sentido muchas cosas que nos van pasando. Y entonces, bueno, muchas veces ahí flaquea nuestra fe o por ahí podemos dejar de creer. Bueno, los discípulos, como nosotros, aún no tenían una fe madura, madurada por la cruz, por el sufrimiento. Entonces, en esa clave, el Señor les invita a seguir confiando, a escuchar su palabra. Y esa es la única manera de alcanzar la paz. Por eso preguntate: ¿cuáles fueron esos momentos difíciles que te tocó atravesar o que quizás hoy estás atravesando? Esos momentos en los que incluso hasta tu fe tuvo alguna flaqueza. Bueno, preguntátelo. Preguntátelo en ese momento en que la vida te fue dejando sin argumentos, sin respuestas, en que casi parece que todo se va desarmando, desmoronando. Fijate cómo fue que en esa situación el Señor estuvo y el Señor te ayudó.


En segundo lugar, no estás solo, no estás sola. Creo que es algo que no podés darte el lujo de olvidar: no estás en soledad. Esto tiene que ser casi tu lema de vida, pase lo que pase, cueste lo que cueste, Dios sigue estando con vos. No hay nada que puedas hacer, ni para bien ni para mal, que haga que Dios se aleje de vos. Y, aunque te sientas en soledad, peleándola a pulmón, Dios está ahí sosteniéndote. Esa es la verdad que vos y yo tenemos que tener para fundar nuestra vida desde el amor de Dios, desde un Dios que es fiel, desde un Dios que no te abandona, desde un Dios que te sostiene incluso en medio de las dificultades, y que te ayuda a no perder la paz. Porque, claro, cuidado, la paz en el Señor viene de creer en Él y no es una paz que se basa en lo mundano (nada me molesta, no siento nada, no escucho nada, nada me apasiona), no. Es algo más. La paz que te trae el Señor es el saber que, incluso en medio de las pruebas, Él te sostiene. No te va a faltar nada, pero confiá en Él. ¿Hoy, estás viviendo en paz o no?
Por último, no te preocupes. Dice el Señor: “Yo he vencido al mundo”. Y esto lo tenemos que anotar también. Vos podés todo con la ayuda de Dios. Sin Dios, nada. Con Él, todo. No tengas miedo. Aunque parezca que te estás sofocando, ya vamos a salir, no te desesperes porque Dios ha vencido al mundo y vos también vas a vencer si confías en Él. Hoy el Señor de nuevo nos anima a tener un acto de fe: “creo, Señor”. Poné las fuerzas en Él, sacá las fuerzas de Jesús. Cuando te sientas caído, recordá esta frase del evangelio: “ánimo, yo he vencido al mundo”.


Que tengas un buen día, un buen comienzo de semana y que la bendición de Dios que es Padre, Hijo y Espíritu Santo te acompañe siempre. Amén.