Lunes 23 de Diciembre del 2019 – Evangelio según San Lucas 1,57-66

viernes, 20 de diciembre de
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Cuando llegó el tiempo en que Isabel debía ser madre, dio a luz un hijo.

Al enterarse sus vecinos y parientes de la gran misericordia con que Dios la había tratado, se alegraban con ella.

A los ocho días, se reunieron para circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre; pero la madre dijo: “No, debe llamarse Juan”.

Ellos le decían: “No hay nadie en tu familia que lleve ese nombre”.

Entonces preguntaron por señas al padre qué nombre quería que le pusieran. Este pidió una pizarra y escribió: “Su nombre es Juan”. Todos quedaron admirados. Y en ese mismo momento, Zacarías recuperó el habla y comenzó a alabar a Dios.

Este acontecimiento produjo una gran impresión entre la gente de los alrededores, y se lo comentaba en toda la región montañosa de Judea. Todos los que se enteraron guardaban este recuerdo en su corazón y se decían: “¿Qué llegará a ser este niño?”. Porque la mano del Señor estaba con él.

 

 

Palabra de Dios


 

Padre Nicolás Retes sacerdote de la Arquidiócesis de Buenos Aires

 

Queridos amigos de Radio María Joven, ya en este tiempo de navidad que estamos compartiendo nos encontramos hoy con este personaje importante, esta profetiza llamada Ana, una mujer que tenía ya muchos años de servicio al Señor, de fidelidad y tiene la gracia de encontrarse justo con Jesús en el templo que es presentado que no cuenta el evangelio según San Lucas que acabamos de escuchar.

Ella, dice el texto, que no se apartaba del templo y se dedicaba a servirlo al Señor, con muchas oraciones, con ayunos. La pregunta que quizás nos llegue a través de este texto es ¿cómo está nuestra fidelidad al Señor y seguimiento?

Pero califiquemos este seguimiento, ¿no? Porque el Señor siempre nos invita a ser constantes, a ser fieles. Muchas veces esto no nos sale ¿no?. La verdad es que nuestro corazón joven tiene altibajos, parece a veces más un electrocardiograma, que algo estable y constante.  Por eso no debemos, ni asustarlo cuando vemos estas cosas sino al contrario volver al Señor, pedir perdón y reconocer que sin su gracia nada podemos hacer. El nos sigue invitando a una vida más plena, más feliz, más estable. Reconocer que estos altibajos también son signos de nuestra condición humana, que en todo momento podemos mejorar y cambiar con la ayuda de Dios. Pero nosotros contamos con herramientas muy importante, que es la fe. Cuando tenemos fe, más allá de como este nuestra vida, enseguida el Señor puede hacer maravillas. Osea que estamos muy atentos a lo que el Señor va construyendo, lo que Él quiere construir en nuestras propias vidas a través de su Espíritu Santo.

Le pedimos entonces en este día queridos amigos de Radio María Joven, tener un corazón dispuesto, abierto, a la gracia de Dios, para ser transformados, para volver a Él.

Aprovechando que estamos en esta octava de navidad en este tiempo, tan lindo del nacimiento de Jesús, reconocer que la ternura, que la misericordia de Dios han sido derramados en nuestros corazones y que tenemos todos los elementos necesarios para poder ser felices y seguirlo a Jesús.

No solamente seguirlo y ser felices sino hacer felices a otros , que esta es nuestra misión aquí en la tierra ¿no? ¡Contagiar la palabra de Dios! ¡El mensaje de salvación, aquellos que nunca escucharon hablar de Jesús!.