Lunes 27 de Abril de 2020 – Evangelio según San Juan 6,22-29

viernes, 24 de abril de
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Después de que Jesús alimentó a unos cinco mil hombres, sus discípulos lo vieron caminando sobre el agua. Al día siguiente, la multitud que se había quedado en la otra orilla vio que Jesús no había subido con sus discípulos en la única barca que había allí, sino que ellos habían partido solos. Mientras tanto, unas barcas de Tiberíades atracaron cerca del lugar donde habían comido el pan, después que el Señor pronunció la acción de gracias.

Cuando la multitud se dio cuenta de que Jesús y sus discípulos no estaban allí, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús.

Al encontrarlo en la otra orilla, le preguntaron: “Maestro, ¿cuándo llegaste?”.

Jesús les respondió: “Les aseguro que ustedes me buscan, no porque vieron signos, sino porque han comido pan hasta saciarse. Trabajen, no por el alimento perecedero, sino por el que permanece hasta la Vida eterna, el que les dará el Hijo del hombre; porque es él a quien Dios, el Padre, marcó con su sello”.

Ellos le preguntaron: “¿Qué debemos hacer para realizar las obras de Dios?”.

Jesús les respondió: “La obra de Dios es que ustedes crean en aquel que él ha enviado”.

 

Palabra de Dios

 

P. Andrés Riveros sacerdote de la Diócesis de San Juan

 

Queridos hermanos y hermanas quiero agradecerle en primer lugar a la Virgen que ha tenido este gesto de ternura de haberme llamado para compartir con ustedes la Palabra de Dios y ponernos juntos a la escucha.

En este día, lunes 27 de Abril, la Iglesia celebra la fiesta de Santo Toribio de Mogrovejo. Un santo tal vez poco conocido en nuestra devoción popular pero que marcó con su entrega de vida la evangelización de toda América. Es patrono de los obispos hispano – americanos, un gran misionero, un hombre de las periferias, un cristiano que supo hacerse padre y hermano de todos.
Este Santo nos ayuda con su testimonio a comprender mejor el Evangelio de hoy, le pedimos la ayuda de su intercesión para hacerlo vida.

Leemos el Evangelio de Mateo 9, 35-38. Comienza diciendo: “Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en sus sinagogas,proclamando la Buena Noticia del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias”. También en este díaJesús está recorriendo tu ciudad, tu pueblo. También hoy se haceMaestro y Medico para cada uno de nosotros.Y al tiempo que lo recibimos y dejamos que su presencia nos resucite nos sentimos llamados a llevarlo a Cristo aencontrarse con losdemás. A compartir a Cristo, su Verdad y suSalud, con todos. Para Santo Toribio y aquellos primeros misioneros el continente a evangelizar era esta bendita tierra americana. Hoy, y muchos desde casa, en medio de esta cuarentena, tenemos la gran posibilidad de evangelizar el continente digital. Llenemos las redes de esa Verdad y de esa Salud que Cristo irradia con su presencia.

La Palabra nos dice también que Jesús “Al ver la multitud, tuvo compasión de ellos porque estaban abatidos y agobiados como ovejas sin pastor”. Bendita compasión de Dios. Dios es un Dios compasivo, esto significa, ante todo, que ha elegido ser Dios – con – nosotros. En Jesús la compasión de Dios se nos ha mostrado visiblemente. Por tanto, hemos de prestar atención a las palabras y a los gestos de Jesús en el Evangelio ante cada necesidad del otro si queremos lograr conocer algodel misterio de la verdadera compasión.

La compasión que Jesús ofrece nos invita a abandonar nuestro apego temeroso y a entrar con Él en la vida de Dios. Al decirnos”sean compasivos como su Padre es compasivo”, Jesús nos invita a estar tan cerca de los demás como Dios lo está de nosotros mismos. La compasión nos invita a ir donde hay heridas; a entrar en lugares de dolor; a compartir la frustración, el miedo, la confusión y la angustia; la compasión nos desafía que gritemos con los que sufren miseria, a que nos lamentemos con los que están aislados, a que lloremos con los que lloran. La compasión nos requiere para que seamos débiles con los débiles, vulnerables con los vulnerables. La compasión significa una total inmersión en la condición humana. Cuando miramos la compasión así, entonces queda claro, que ella implica algo más que una mera ternura del corazón para convertirse en un “ser como nuestro Padre Dios”.

El tiempo de pandemia va adelante, estamos aturdidos de cifras y porcentajes, podemos correr el riesgo de guardar una fría distancia o un “más de lo mismo” ante tantas noticias de dolor. El Evangelio de este día nos invita a vivir con esperanza y determinación el misterio de la compasión de Jesús entre nosotros y con el mundo entero. ¡Buen lunes! ¡Recemos por nuestros obispos en su día!Nos encontramos la semana que viene! Dios les bendiga mucho!