Lunes 27 de Enero del 2020 – Evangelio según San Marcos 3,22-30

viernes, 24 de enero de
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Los escribas que habían venido de Jerusalén decían: “Está poseído por Belzebul y expulsa a los demonios por el poder del Príncipe de los Demonios”.

Jesús los llamó y por medio de comparaciones les explicó: “¿Cómo Satanás va a expulsar a Satanás?

Un reino donde hay luchas internas no puede subsistir. Y una familia dividida tampoco puede subsistir. Por lo tanto, si Satanás se dividió, levantándose contra sí mismo, ya no puede subsistir, sino que ha llegado a su fin. Pero nadie puede entrar en la casa de un hombre fuerte y saquear sus bienes, si primero no lo ata. Sólo así podrá saquear la casa.

Les aseguro que todo será perdonado a los hombres: todos los pecados y cualquier blasfemia que profieran.
Pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tendrá perdón jamás: es culpable de pecado para siempre”.
Jesús dijo esto porque ellos decían: “Está poseído por un espíritu impuro”.

 

Palabra de Dios


Padre Nicolás Retes sacerdote de la Arquidiócesis de Buenos Aires

El texto del evangelio querido amigos de Radio María Joven, nos presenta el tema del mal. El mal expresado también con con una discusión ¿no? de cómo el reino de Dios podría subsistir si estuviera puesto en el medio el mal. Ningún reino subsiste, nos enseñará Jesús, “de esta manera”, ¡al contrario! y pone el ejemplo de una familia, una familia que está dividida no puede salir adelante, es necesario siempre estar ¡o de un lado o del otro !.

Y frente al mal es muy importante tener claros en que lugar nos ubicamos, en qué vereda nos colocamos. ¡El poder del mal es grande!, lo sabemos todos, lo experimentamos todos los días de nuestra vida y en la familia dividida, dirá Jesús, por luchas internas es imposible que pueda progresar, que pueda avanzar. Pero a veces, también nos deja entrever este texto, el bien y el mal “se mezclan, se entre mezclan y por lo tanto es necesario ¡tener presente estos! Porque nuestra primera tentación, nuestros primeros deseos van a ser querer todo más claro y querer dividir entre el bien y el mal, poder separar… Lo que Jesús dirá en una parábola después el trigo y la cizaña, “poder dividir” para ver más claro. Pero esto no es posible en la realidad, en la práctica .

El Señor nos enseña que hay que tener mucha paciencia y saber esperar el momento. Es Dios quién se encargará, al fin de los tiempos, de la separación, de la división: “de ese mal” y “de ese bien”. Lo que nosotros Sí podemos hacer aquí en la tierra, es optar, podemos elegir entre seguir el bien o entre seguir el mal, entre seguir las obras de Dios o abrazar las obras del mal. Por eso este consejo de “sumarnos” a la obra del Espíritu Santo, estar siempre, dejarnos “mover”, dejarnos incentivar, dejarnos cautivar por el poder que tiene el Espíritu Santo en la vida de aquellos que abren su corazón y permite que este obre en nosotros.

Pedimos al Señor entonces esa gracia: un corazón abierto para poder distinguir entre el bien y el mal, pero simplemente distinguir, para no caer justamente en las garras del mal pero no con la intención de querer separar el bien del mal, porque esto … no es posible aquí en la tierra, terminamos finalmente cometiendo injusticias cuando buscamos eso. Sí podemos claramente sumarnos para la vereda del bien y seguir con la ayuda del Espíritu Santo a Jesús. ¡Que tengas una excelente jornada!