Lunes 27 de Julio del 2020 – Evangelio según San Mateo 13,31-35

viernes, 24 de julio de
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Jesús propuso a la gente otra parábola: “El Reino de los Cielos se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su campo. En realidad, esta es la más pequeña de las semillas, pero cuando crece es la más grande de las hortalizas y se convierte en un arbusto, de tal manera que los pájaros del cielo van a cobijarse en sus ramas”.

Después les dijo esta otra parábola: “El Reino de los Cielos se parece a un poco de levadura que una mujer mezcla con gran cantidad de harina, hasta que fermenta toda la masa”.

Todo esto lo decía Jesús a la muchedumbre por medio de parábolas, y no les hablaba sin parábolas, para que se cumpliera lo anunciado por el Profeta: Hablaré en parábolas, anunciaré cosas que estaban ocultas desde la creación del mundo.

Palabra de Dios

Padre Nicolás Houriet sacerdote de la Arquidiócesis de Santa Fe

 

¡Queridos oyentes!  Encontramos el evangelio de hoy la explicación de Jesús en parábolas, acerca del reino de los Cielos. Este lenguaje maravilloso de la parábola, estas explicaciones si me permiten ustedes cómo dice Doña Jovita en una oportunidad: “La parábola es un sermón, más bien una narración, pero a su vez aconseja y tiene una moraleja hecha por comparación.

Esta forma de hablarnos del reino de los Cielos que tiene Jesús, un lenguaje que parece muchas veces “vedado” para los sabios de este mundo y sin embargo aparece claro para la gente simple y sencilla, recordemos ese Jesús que dice, en aquella oración, que los estremece de gozo: “Te alabo Padre, Señor del Cielo y de la Tierra por haber ocultado los tesoros del reino, a los sabios de este mundo y habérselo revelado a los pequeños”.

Dicen por ahí que lenguaje las parábolas, es entendido por la gente sencilla porque son los deseosos de entrar en el reino de los cielos, por eso se esfuerzan en comprender el lenguaje de las parábolas. Y por otro lado, para aquellos que se creen sabios, su contenido, su mensaje permanece totalmente ensombrecido.

Es una ocasión para pensar que este Jesús recurre la parábola porque es un lenguaje que entiende la gente está necesitada del reino de los cielos y por eso tiene una apertura a esta salvación que le hace comprender un poco más este mensaje.

¿Y qué dice Jesús?  Que el reino de los cielos se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su campo, un grano de mostaza, como bien sabemos, la más pequeña de todas las semillas pero cuando cuando crece, parece mentira que sea tanta vida escondida en una semilla tan pequeña.

Casi imperceptible y sin embargo, tanta vida en esta pequeñez.Y esto nos habla del reino de los cielos, que el reino de los cielos también, casi imperceptible convive con nosotros.

Ese reino de los cielos, bien sabemos, es al que aspiramos llegar como la patria celestial, la patria definitiva.

Nosotros somos ciudadanos del cielo, dice por ahí un canto religioso y nuestra meta es alcanzar el reino de los cielos. Pero ese reino ya vive en medio de nosotros casi imperceptiblemente. Aquel que se encontrado con Cristo, ha encontrado todo el reino en su persona. Ese reino está ya en la eucaristía. Ese reino ya está en el mensaje de Jesús. Ese reino ya vive en el corazón de todo aquel que abraza el mensaje de Jesús.

A veces tendríamos que pensar nosotros por un momento sí nuestras comunidades, nuestras iglesias realmente reflejan esa presencia del reino en la tierra. Si nuestras comunidades son como este arbusto ¿no? qué dice “a su sombra se cobijan los pájaros”, si realmente nuestras comunidades, son anticipo del reino de los cielos. ¿Cuánto tenemos aquí para pensar y trabajar?

Este reino que convive en medio de nosotros y que muchas veces somos nosotros mismos quienes ponemos obstáculos a este crecimiento.

Jesús utiliza estas parábolas que son maravillosas ¿no? cuando inclusive nos dice también, que el reino de los cielos crece como una semilla que planta un sembrado y sin que él sepa cómo, la semilla va creciendo de a poco: Primero dando un tallo, luego una espiga, y luego grano abundante en la espiga ¿no?, sin que él sepa cómo. ¡Así también el reino de los cielos convive con nosotros!

Pidamos al Señor la gracia de no ser obstáculos para que este reino pueda extender sus ramas. Y para que este reino pueda llegar a todos los deseosos de alcanzar la salvación.