Lunes 27 de Noviembre de 2023 – Evangelio según San Lucas 21,1-4

lunes, 20 de noviembre de
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Levantando los ojos, Jesús vio a unos ricos que ponían sus ofrendas en el tesoro del Templo.
Vio también a una viuda de condición muy humilde, que ponía dos pequeñas monedas de cobre,
y dijo: “Les aseguro que esta pobre viuda ha dado más que nadie.Porque todos los demás dieron como ofrenda algo de lo que les sobraba, pero ella, de su indigencia, dio todo lo que tenía para vivir.”

Palabra de Dios

Padre Matías Burgui | Sacerdote de la Arquidiócesis de Bahía Blanca

El evangelio que compartimos en este día, lunes, ya para empezar a perfilar esta última semana del tiempo ordinario, ir preparando el tiempo del adviento, nos vuelve a presentar este relato en el que Jesús llega a la sala del tesoro del templo. Jesús está en Jerusalén y que se pone ahí a observar a todos los que iban dejando sus ofrendas. Un lindo mensaje para comenzar esta semana y empezar a ver cómo anda nuestra vida de fe, cómo anda nuestro servicio y sobre todas las cosas cómo está nuestro corazón. Por eso te invito a meditar algunas ideas.

En primer lugar, que tu vida no sea una vidriera. Fijate cómo el Señor se pone a observar y ve a unos ricos que dejaban mucho en la ofrenda y seguramente se hacían notar, querían figurar, ser reconocidos, pasar por piadosos, por gente desprendida, pero esa ofrenda ya no valía porque no les duele ni un poco lo que dan, dan de aquello que les sobra. Es verdad, seguramente fue mucho desde la cantidad, pero poco desde la calidad. Esta mujer viuda en cambio, humilde, da poco en apariencia, pero mucho en lo escondido de su corazón. Esa es la enseñanza de la palabra de hoy, vivir con sencillez, no querer figurar, no buscar las apariencias porque Dios ve el corazón. ¿De qué te sirve entonces que tu vida sea una vidriera si no sos sincero con los demás, si no sos sincero con vos mismo y con Dios? Si hacés experiencia de que todo lo recibiste de parte de Dios, desde ahí vas a poder ser generoso, en serio y de corazón. Por eso preguntate cómo estás viviendo hoy tu vida de fe, cómo estás viviendo tu entrega a los demás, ¿para que te vean todos o para que el Señor que ve los secretos te pueda descubrir?

En segundo lugar, lo poco se hace mucho. También fijate que esta mujer da poco desde lo material pero mucho desde su intención porque da todo lo que tiene, no da de lo que le sobra sino de lo poco que le queda. Por eso acordate que lo que hace grande a tu ofrenda, a tu servicio, a tu acto de amor con los demás, a tu entrega, no es la cantidad sino lo desprendido de tu corazón, la generosidad en pocas palabras. Entonces aprendamos a mirar nuestra vida, nuestro corazón y preguntémonos una vez más ¿qué tenemos para contar de bueno? ¿Qué tenés de bueno para dar a los demás? Todos tenemos algo para dar porque Dios nos dio talentos, no importa cuánto sino más bien que sea de lo que tenés y no de lo que te sobra. Si no sabes lo bueno que hay en vos, ¿cómo vas a saber lo que podés dar a los demás? Por eso hace el ejercicio hoy de preguntarte, bueno Señor ¿qué me diste? Preguntáselo al Señor y pregúntatelo a vos ¿qué dones tenés para compartir con los demás?

Por último, confía de verdad en la providencia. Lo que hace esta mujer viuda en definitiva es un acto de fe, un acto de fe que inevitablemente a vos y a mí Dios algún día también nos va a pedir, garantizado, sino no es contrato original. No esperes para ser generoso porque Dios es generoso con vos desde ahora. Dios nunca va a dejar que te falte lo necesario, pero necesita que confíes en Él, necesita que confíes en Él. No te lamentes por lo que das o por el uso que los demás le dan a eso que vos les diste, más bien trata de dar siempre pensando en Dios y en el hermano y si te cuesta, bueno, no te desesperes. La misma entrega también nos va enseñando en la medida en que uno la va haciendo ¿no? Y si es pobre esa entrega ofrecerle también al Señor esa pobreza, ofrecele lo que tenés y decirle “Señor, esto que soy eso te doy”.

Que tengas un buen día y que la bendición de Dios que es Padre, Hijo y Espíritu Santo te acompañe siempre. Amén.