Entonces se les ocurrió preguntarse quién sería el más grande. Pero Jesús, conociendo sus pensamientos, tomó a un niño y acercándolo, les dijo: “El que recibe a este niño en mi Nombre, me recibe a mí, y el que me recibe a mí, recibe a aquel que me envió; porque el más pequeño de ustedes, ese es el más grande”. Juan, dirigiéndose a Jesús, le dijo: “Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu Nombre y tratamos de impedírselo, porque no es de los nuestros”. Pero Jesús le dijo: “No se lo impidan, porque el que no está contra ustedes, está con ustedes”.
Hoy es Lunes 27 de Septiembre, memoria de San Vicente de Paúl y te invito a que dejemos que la Palabra de Dios ilumine nuestra jornada.
La palabra de Dios nos invita justamente a renovar esta manera y este modo que tiene Dios de actuar en el corazón de cada uno de nosotros y el corazón de la historia.
– Lo pequeño. – Lo que muchas veces no es perceptible. – Lo que a veces no llegamos a percibir – Muchas veces, a partir de allí, es donde Dios obra y se hace presente
La imagen del niño en medio de los discípulos, en medio de esa discusión buscando “poder” justamente nos ayuda a descubrir: “esta manera” y “de modo” que tiene Dios y que, queda de manifiesto lo largo de toda la historia de la salvación, a lo largo de toda la palabra de Dios.
¡Dios actuará valiéndose siempre de lo pequeño!. ¡Dios siempre actuará desde, lo que muchas veces es insignificante para este mundo y para esta sociedad!.
Por eso, estemos atentos a este Dios que transforma todo, “desde lo pequeño” Lo va a decir luego, con otras imágenes: – La levadura va a transformar toda la masa. – Un poco de sal, dará gusto a toda una comida.
Así también, desde los gestos pequeños simples y sencillos qué podemos hacer cada jornada, podemos ser capaces de sumar a esta dinámica de Dios que va cambiando transformando el corazón y la historia.