Lunes 28 de Marzo de 2022 – Evangelio según San Juan 4,43-54

miércoles, 23 de marzo de

Jesús partió hacia Galilea. El mismo había declarado que un profeta no goza de prestigio en su propio pueblo. Pero cuando llegó, los galileos lo recibieron bien, porque habían visto todo lo que había hecho en Jerusalén durante la Pascua; ellos también, en efecto, habían ido a la fiesta. Y fue otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Había allí un funcionario real, que tenía su hijo enfermo en Cafarnaún. Cuando supo que Jesús había llegado de Judea y se encontraba en Galilea, fue a verlo y le suplicó que bajara a curar a su hijo moribundo. Jesús le dijo: “Si no ven signos y prodigios, ustedes no creen”. El funcionario le respondió: “Señor, baja antes que mi hijo se muera”. “Vuelve a tu casa, tu hijo vive”, le dijo Jesús. El hombre creyó en la palabra que Jesús le había dicho y se puso en camino. Mientras descendía, le salieron al encuentro sus servidores y le anunciaron que su hijo vivía. El les preguntó a qué hora se había sentido mejor. “Ayer, a la una de la tarde, se le fue la fiebre”, le respondieron. El padre recordó que era la misma hora en que Jesús le había dicho: “Tu hijo vive”. Y entonces creyó él y toda su familia.
Este fue el segundo signo que hizo Jesús cuando volvió de Judea a Galilea.

 

Palabra del Señor

Padre Maximiliano Turri

 

 

En el evangelio de hoy, vemos como la fe no es lineal ni estática sino todo lo contrario, va constantemente en movimiento, y muchas veces creciendo. Por ende, podemos decir también que puede disminuir o decrecer.

Vemos en el evangelio de hoy como va creciendo la fe. Este hombre que cree en Jesús, por los milagros que vió, y le pide directamente a él, y creyendo, no solamente termina creyendo él sino también su familia, como dice al final del Evangelio.

La fe es un proceso, un camino, que todos los días va creciendo, que todos los días puede ir aumentando, en la medida que esté alimentada y sostenida en la oración, la lectura de la Palabra, el encuentro con Jesús en la adoración eucarística.Por ende, si nos faltan esos elementos, esas herramientas y esos medios para crecer, la fe puede disminuir o hasta inclusive perderse.

¿En qué capítulo de tu fe estás hoy?¿En qué etapa tu fe está hoy? Por ahí, podríamos decirle como los apóstoles “Señor, creemos, pero auméntanos la fe”. O tal vez, por ahí, nuestra fe necesita ser alimentada, enriquecida con la Palabra, la oración, la adoración eucarística.

Que Dios te bendiga y la Virgen te cuide.