Lunes 30 de Marzo del 2020 – Evangelio según San Juan 8,1-11

sábado, 28 de marzo de
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Jesús fue al monte de los Olivos. Al amanecer volvió al Templo, y todo el pueblo acudía a él. Entonces se sentó y comenzó a enseñarles.

Los escribas y los fariseos le trajeron a una mujer que había sido sorprendida en adulterio y, poniéndola en medio de todos, dijeron a Jesús: “Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. Moisés, en la Ley, nos ordenó apedrear a esta clase de mujeres. Y tú, ¿qué dices?”.

Decían esto para ponerlo a prueba, a fin de poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, comenzó a escribir en el suelo con el dedo.

Como insistían, se enderezó y les dijo: “El que no tenga pecado, que arroje la primera piedra”.

E inclinándose nuevamente, siguió escribiendo en el suelo.

Al oír estas palabras, todos se retiraron, uno tras otro, comenzando por los más ancianos. Jesús quedó solo con la mujer, que permanecía allí, e incorporándose, le preguntó: “Mujer, ¿dónde están tus acusadores? ¿Alguien te ha condenado?”.

Ella le respondió: “Nadie, Señor”. “Yo tampoco te condeno, le dijo Jesús. Vete, no peques más en adelante”.

 

Palabra de Dios

P. Mariano Cordeiro sacerdote de la Diócesis de Río Cuarto

 

En el evangelio de hoy se nos muestra una escena en la cual fariseos y publicanos traen delante de Jesús a una mujer que ha sido sorprendida en adulterio, cuya pena era apedrearla. Pero en realidad, lo que buscaban era el modo de acusar a Jesús, por la respuesta que el les iba a dar, cuando estos le preguntaron: ¿ La ley nos ordena apedrear y tu que dices? Jesús responde el que no tenga pecado que tire la primera piedra. Y dicen que se empezaron a retirar, dejando sus piedras, comenzando por los mas viejos. Y en una escena maravillosa quedan solos Jesús y la mujer. Jesús le pregunta alguien te ha condenado, ella responde no Señor, y Jesús continua, yo tampoco te condeno, vete y no peques más. Los invito a descubrir las dos miradas que nos presenta el evangelio de hoy:

La primera mirada: la de los escribas y fariseos. muy religiosos, supuestamente, apegados a la ley, pero con un corazón de piedra, duro, frio. Controladores de la vida de los demás. Una mirada dura de la mujer, humillándola, despojándola de toda dignidad. Esta mirada dura de los escribas y farioseos, bien representadas en las piedras que querían arrojar.

Muchas veces nos parecemos a ellos, lo hacemos parecer muy religioso, pero vivimos lanzando piedras a nuestros hermanos, cuantas palabras se transforman en piedras que destruyen , lastiman, ofenden y causan heridas, tantas acusaciones, nos olvidamos como ellos que también nosotros somos pecadores, que ninguno puede enorgullecerse de tener impecable el corazón, de no haber caido alguna vez. Cuantas miradas duras, hirientes se transforman en piedras que hacen daño… Hoy el Señor te invita a que te preguntes: cuales son esas piedras con las cuales lastimo a los demás, que arrojo sin pensar ?

La segunda mirada: la mirada de Jesús, es hermoso imaginar la ternura y la compasión que habrá despertado en el corazón de Jesús esta mujer. En la escena quedan solos, cara a cara, se miran la miseria con la misericordia, la fragilidad y el Salvador poderoso, el pecado con la misericordia. Un instante para que esa mujer experimente la ternura de Dios, que no la condena. Esto es hermoso. La mirada de Dios no nos condena por nuestro pecado. La mirada de Dios es amor gratuito, que levanta, sostiene, abraza, y nos ayuda desde su amor a cambiar, a mejorar, acrecer…por eso la invita a “no pecar más”. Por eso ten ánimo y contále al Señor cuales son tus faltas, confiate a su misericordia. Pregúntate en tu corazón: tu mirada es como la de los escribas y fariseos dura, o es una mirada de misericordia, que es capaz de perdonar y comprender la fragilidad de los demás.