Mientras Jesús les estaba diciendo estas cosas, se presentó un alto jefe y, postrándose ante él, le dijo: “Señor, mi hija acaba de morir, pero ven a imponerle tu mano y vivirá”. Jesús se levantó y lo siguió con sus discípulos. Entonces se le acercó por detrás una mujer que padecía de hemorragias desde hacía doce años, y le tocó los flecos de su manto, pensando: “Con sólo tocar su manto, quedaré curada”. Jesús se dio vuelta, y al verla, le dijo: “Ten confianza, hija, tu fe te ha salvado”. Y desde ese instante la mujer quedó curada. Al llegar a la casa del jefe, Jesús vio a los que tocaban música fúnebre y a la gente que gritaba, y dijo: “Retírense, la niña no está muerta, sino que duerme”. Y se reían de él. Cuando hicieron salir a la gente, él entró, la tomó de la mano, y ella se levantó. Y esta noticia se divulgó por aquella región.
Bueno, el evangelio de este lunes, que es el 14 durante el año, nos cuenta que una mujer que padecía de hemorragias, desde hacía mucho tiempo, se acerca a Jesús y toca solamente los flecos del manto de Jesús.
Pensando que solamente con tocar ese manto de Jesús va a quedar curada y Jesús se da vuelta y al verla, le dijo:”ten confianza hija, tu fe te ha salvado”. Y desde ese momento dice, la mujer quedó curada.
Impresiona la confianza, la fe de esta mujer, que , sin tratar de “molestar demasiado” a Jesús o detenerlo, o de conversar con Él, solamente con acercarse y tocar el manto, acercarse al tocar el manto, va quedar sana de su enfermedad
Que lindo esto para pensar ¿cómo está nuestra fe? ¿cómo está nuestra fe? Nosotros en lo cotidiano, en lo diario, vivimos seguramente cerca de Jesús, estamos cerca de Jesús, siempre, toda nuestra vida está cerca de Él, ¿no? y aveces pierdo la confianza. Digo: “Jesús no me escucha, no me atiende” Porque, bueno: no estoy, “así como en su presencia siempre”. Sin embargo: ¡No es así! Pensar, este Jesús que a veces me recibe en la eucaristía. Este Jesús que siempre a veces me recibe en su palabra y donde yo siento su presencia inmediata ante mí. También está presente en la vida cotidiana, en lo de todos los días y es ahí en donde yo también tengo que tener mucha confianza Porque Él me lo dice: “tené confianza”. Es tú fe la que te va salvando, es tú fe en mí
Que lindo que en este día podamos reflexionar, mientras andamos por ahí, sobre este Jesús que anda conmigo, o que muchas veces me atraviesa, pasa a ser camino y preguntarme en dónde tengo que manifestar ésta confianza como la de la hemorroísa.
Gestos que nosotros a veces tenemos, acercarnos a una imagen o simplemente con el pensamiento hasta ese manto de Jesús, ese manto de Jesús con el corazón simplemente.
Que Dios los bendiga y que tengan un lindo lunes.