Lunes 7 de Octubre del 2019 – Evangelio según San Lucas 10,25-37

viernes, 4 de octubre de
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Un doctor de la Ley se levantó y le preguntó para ponerlo a prueba: “Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la Vida eterna?”.

Jesús le preguntó a su vez: “¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?”.

El le respondió: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu espíritu, y a tu prójimo como a ti mismo”.

“Has respondido exactamente, le dijo Jesús; obra así y alcanzarás la vida”.

Pero el doctor de la Ley, para justificar su intervención, le hizo esta pregunta: “¿Y quién es mi prójimo?”.

Jesús volvió a tomar la palabra y le respondió: “Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos ladrones, que lo despojaron de todo, lo hirieron y se fueron, dejándolo medio muerto.

Casualmente bajaba por el mismo camino un sacerdote: lo vio y siguió de largo.

También pasó por allí un levita: lo vio y siguió su camino.

Pero un samaritano que viajaba por allí, al pasar junto a él, lo vio y se conmovió.

Entonces se acercó y vendó sus heridas, cubriéndolas con aceite y vino; después lo puso sobre su propia montura, lo condujo a un albergue y se encargó de cuidarlo.

Al día siguiente, sacó dos denarios y se los dio al dueño del albergue, diciéndole: ‘Cuídalo, y lo que gastes de más, te lo pagaré al volver’.

¿Cuál de los tres te parece que se portó como prójimo del hombre asaltado por los ladrones?”.

“El que tuvo compasión de él”, le respondió el doctor. Y Jesús le dijo: “Ve, y procede tú de la misma manera”.

 

Palabra de Dios

 

Padre Nicolás Retes sacerdote de la Arquidiócesis de Buenos Aires

 

Queridos amigos de Radio María Joven: La liturgia de hoy nos presenta este texto maravilloso donde además de preguntar al Señor cuál es el mandamiento principal, esto de amar a Dios con todo tu corazón, con toda el alma y con todas las fuerzas, con todo el espíritu, con todos los dones recibidos. Nos encontramos también con esta parábola que Jesús pone como ejemplo, que se puede resumir justamente en tener obras de misericordia, en sentir compasión por aquellos que están sufriendo. ¿Cuál es el secreto, cuál es el truco, cuál es la clave para poder vivir de este modo y  poder practicar este tipo de misericordia que Jesús nos enseña?

No es otro que, encontrarnos con aquel que sufre y en el rostro de Jesús. Si nosotros en el hermano, el prójimo logramos ver a Jesús, allí bueno: “esta es la clave de todo” podremos hacer siempre obras de misericordia, de ternura y vivir a fondo este texto del Buen Samaritano, que hoy nos presenta la liturgia. Que tengas un excelente día.