Lunes 9 de Diciembre del 2019 – Evangelio según San Lucas 5,17-26

viernes, 6 de diciembre de
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Un día, mientras Jesús enseñaba, había entre los presentes algunos fariseos y doctores de la Ley, llegados de todas las regiones de Galilea, de Judea y de Jerusalén. La fuerza del Señor le daba poder para curar.

Llegaron entonces unas personas transportando a un paralítico sobre una camilla y buscaban el modo de entrar, para llevarlo ante Jesús. Como no sabían por dónde introducirlo a causa de la multitud, subieron a la terraza y, desde el techo, lo bajaron con su camilla en medio de la concurrencia y lo pusieron delante de Jesús.

Al ver su fe, Jesús le dijo: “Hombre, tus pecados te son perdonados”.

Los escribas y los fariseos comenzaron a preguntarse: “¿Quién es este que blasfema? ¿Quién puede perdonar los pecados, sino sólo Dios?”.

Pero Jesús, conociendo sus pensamientos, les dijo: “¿Qué es lo que están pensando? ¿Qué es más fácil decir: ‘Tus pecados están perdonados’, o ‘Levántate y camina’?. Para que ustedes sepan que el Hijo del hombre tiene sobre la tierra el poder de perdonar los pecados -dijo al paralítico- yo te lo mando, levántate, toma tu camilla y vuelve a tu casa”.

Inmediatamente se levantó a la vista de todos, tomó su camilla y se fue a su casa alabando a Dios. Todos quedaron llenos de asombro y glorificaban a Dios, diciendo con gran temor: “Hoy hemos visto cosas maravillosas”.

 

Palabra de Dios


 

Padre Nicolás Retes sacerdote de la Arquidiócesis de Buenos Aires

 

Queridos amigos de Radio María Joven, seguimos transitando este tiempo de adviento, este tiempo que nos regala el Señor para encontrarnos con su gracia y quiere convertir, transformar nuestros corazones, toda nuestra existencia.

En este caso, el texto de Lucas que acabamos de escuchar el evangelio, nos presenta un paralítico que está sobre una camilla y a unos amigos que buscan introducirlo para que se acerque a la sanación, para que se acerque al Maestro y a ver si realmente puede ser curado.

Jesús, dice el texto, “queda admirado” por la fe de estos hombres y al charlar con este paralítico, este pequeño diálogo que se produce allí, le perdona los pecados. Vale decir: no sólo le perdona en lo concreto su pecado sino que le regala la sanación ¿no? . Una nueva oportunidad para vivir, le da un nuevo sentido a su vida.

Lo bueno en este texto, es que no están solos, sino que hay muchos testigos oculares allí que están presenciando todo este acontecimiento. Fíjense cómo termina también el texto que escuchamos,  “hoy hemos visto cosas maravillosas”.

Vale decir: muchos de los que están allí quedan asombrados por lo que ven. Estaban atentos y vieron pasar la gracia de Dios por allí y cómo este hombre es sanado, es curado y Dios le regala una nueva oportunidad en su vida.

“Tomar tu camilla y volver a casa” significa de alguna manera “tomá toda tu existencia, con la gracia y con la fuerza de Dios. Y este “vuelve a casa” es no solo a la casa del padre, no sólo a seguir trabajando por la invitación que nos hace Jesús a construir su reino, sino que nos da un nuevo sentido. Y si el sentido quizá ya lo llevamos dentro porque hemos captado del principio, es volver a tomar conciencia que cada día el Señor nos llama a seguirlo, nos llama a trabajar por su reino, nos llama a gastar nuestra vida justamente en aquellas cosas que valen la pena que es estar con Él.

Y cuando uno está con Jesús lo lleva en el corazón, en la vida y también lo contagia. Es tanta la alegría, como termina este texto: “hoy hemos visto cosas maravillosas”.  Cada vez que la gracia de Dios pasa por nosotros registramos el amor de Dios, quedamos capacitados totalmente para contagiar ese amor recibido. Que este día también nosotros podamos contagiar la alegría de la resurrección de Jesús, la alegría del encuentro con el Señor. Cada encuentro es como una resurrección, cada encuentro es poder decirle a los demás que Jesús lo quiere también como nos ha amado a nosotros.